Jueves 30 de septiembre. Audiencia nacional, ante el juez José Luis Calama, comparece Elke König, la directora de la JUR, responsable de la intervención del Banco Popular, que ‘vendió’ por un euro al Santander.

Unanimidad entre acusación y defensa al terminar su participación en la vista: una vergüenza. König, apoyada en que declaraba a distancia, por pantalla, se rió de la justicia española.

König deja claro que lo único que le importa de la intervención del Popular es la decisión de los tribunales europeos

Por partes: asegura König que nada sabía del plan de saneamiento del Popular así como del plan de recuperación de capital y de liquidez. ¿No sabía eso y se lanza a la cirugía más salvaje, la de intervención con nocturnidad?

Tampoco sabe por qué el BCE no aportó la línea de liquidez de emergencia ni por qué Deloitte pergeñó, deprisa y corriendo, un informe que justificara la intervención. Informe, que, encima, ocultó durante meses.

Nada que añadir a sus vergonzosas declaraciones sobre el estado del Popular que propiciaron una huida de depósitos: ¡un regulador levantando sospechas sobre el regulado!

No sólo eso, la alemana se ha enfrentado al juez al aludir reiteradamente a la prejudicialidad europea, aspecto discutible, porque lo que se dilucida en la Audiencia Nacional es penal, pero, en cualquier caso, doña Elke utilizó el argumento como desprecio olímpico a la judicatura española. Confía en que los tribunales europeos no le den un disgusto a la Comisión y al Banco Central Europeo (BCE) revirtiendo la intervención de la entidad española, una broma que le podría salir por 11.000 millones de euros.

Calama ha llegado a pedirle a König que dejara de responder con evasivas y doña Elke, impasible el ademán, aseguró que no podía hablar del asunto que estaba tratando el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE).

La sesión ante el juez Calama recuerda el paso de doña Elke por el Congreso, cuando la diputada Ana Oramas le espetó: Esto es un parlamento, no un despacho de abogados

La sesión de la mañana del jueves recuerda la intervención de la propia König ante el Congreso de los Diputados, cuando la presidente de la Comisión Ana Oramas, cansada de la petulancia de la alemana le espetó que aquello no era un despacho de abogados sino el parlamento de una nación soberana.

En resumen, la intervención del Popular es lo que parece: una maniobra con fuego real que Europa hizo con un Gobierno débil, el español, y con la aquiescencia de quien ahora es subgobernador, o covicepresidente, del Banco Central Europeo (BCE). Luis de Guindos, entonces ministro de Economía del Reino de España. Otros países se negaron en redondo a ceder. Como Italia, quien afirmó que de sus bancos se encargan ellos. Y desde luego, con los bancos regionales alemanes, la alemana König no se atreve.

Todo ello para instaurar un sistema de liquidación de bancos en crisis, barato para el contribuyente y en que pague el accionista. Eso está muy bien, pero resulta que el Popular… ¡no estaba en crisis! Era un banco perfectamente viable.