El CEO del grupo aéreo Ryanair, Michael O'Leary, señala que “la era de los vuelos 'low cost' ha terminado”, por el encarecimiento del combustible y los impuestos medioambientales
Ryanair no aumenta la sangría en bolsa con las huelgas de tripulantes de cabina (TCP) este verano en España: su cotización sube más de un 12% en el último mes, pese a que el primer paro se extendió durante seis días entre finales de junio y principios de julio, el segundo duró 12 jornadas en julio y el tercero acaba de empezar. Sin embargo, estas huelgas tampoco le ayudan a recuperar el terreno perdido: acumula una depreciación bursátil del 39% en los últimos seis meses y del 31% en el último año.
Esto hace preguntarse si no estaremos ante el fin del modelo Ryanair. Recuerden que suele viajar a muchos destinos si logra subvenciones para ello, pero no tiene reparos en cerrar bases cuando se reduce el apoyo público ni en ofrecer condiciones precarias a empleados y pasajeros. Es el gigante del bajo coste, pero esto parece que no seguirá siempre, porque su CEO, Michael O’Leary, ha señalado que “la era de los vuelos low cost ha terminado”, debido al encarecimiento del combustible y los impuestos medioambientales, como recogió Hosteltur.
Es el gigante del bajo coste, pero esto parece que no seguirá siempre, porque su CEO, Michael O’Leary, ha señalado que “la era de los vuelos 'low cost' ha terminado”, debido al encarecimiento del combustible y los impuestos medioambientales
La aerolínea low cost irlandesa ha iniciado el tercer parón de TCP el 8 de agosto con la cancelación de 10 vuelos y retrasos en otros 233, y este martes 9 ha comenzado con dos vuelos cancelados y 27 retrasos, y se extenderá hasta el próximo 7 de enero, si no llega antes a un acuerdo con los sindicatos USO y Sitcpla, incluyendo periodos de gran afluencia de tráfico aéreo como las vacaciones de agosto y Navidad. Son paros de 24 horas, que irán de lunes a jueves, han sido convocados por la negativa de la aerolínea a retomar las negociaciones para pactar un nuevo convenio colectivo; y que afectan a 1.600 trabajadores de las empresas Ryanair, Crewlink y Workforce.
Los sindicatos USO y Sitcpla piden mejoras laborales, el respeto de derechos básicos -por ejemplo, 22 días de vacaciones, 14 festivos y el cumplimiento de la ley de prevención de riesgos laborales-, la readmisión inmediata de los 11 trabajadores despedidos en las anteriores huelgas, así como la paralización y el archivo de los expedientes abiertos a unos 100 empleados por esos paros. Además, otras peticiones son la concesión de los derechos de guarda legal, concreción y reducción de jornada, y abono de los niveles de salarios previos a la pandemia del Covid-19, como falló la Audiencia Nacional.
A finales de julio, Ryanair señaló que “las recientes huelgas de USO/Sitcpla han sido escasamente secundadas, con un efecto mínimo”, con un limitado número de vuelos cancelados en España frente a otros países donde también ha habido paros, porque la normativa de nuestro país exige que se mantengan unos servicios mínimos
A finales de julio, Ryanair señaló que “las recientes huelgas de USO/Sitcpla han sido escasamente secundadas, con un efecto mínimo”, con un limitado número de vuelos cancelados en España frente a los de otros países donde también ha habido paros, porque la normativa de nuestro país exige que se mantengan unos servicios mínimos. En la segunda huelga, se cancelaron más de 250 vuelos y cientos sufrieron retrasos, e incluso ha habido pérdidas de equipajes; y de cara a la tercera, el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana ha establecido unos servicios mínimos de entre el 36% y el 60% en vuelos peninsulares y de entre el 68% y el 85% en los nacionales hacia o desde las islas; y se calcula que afectará a 1,04 millones de pasajeros durante las dos primeras semanas de agosto, con una media de 130.600 viajeros diarios. Además, los pasajeros tienen derecho a recibir compensaciones de entre 250 y 600 euros, pero las cifras bajan si la aerolínea avisa al menos con dos semanas de antelación o si le ofrece tomar otro vuelo o un transporte alternativo.
En este escenario conviene recordar los últimos resultados de Ryanair, donde aún no se ha visto el impacto de las huelgas. En su primer trimestre fiscal (abril a junio), ha dejado las pérdidas y ha ganado 170 millones, aunque aún no ha recuperado el nivel preCovid (hace tres años su beneficio neto fue de 243 millones), y ha elevado ingresos gracias al fuerte aumento de pasajeros. De hecho, en nuestro país se ha mantenido líder entre enero y junio, según los últimos datos de AENA: 23,446 millones de pasajeros, lo que supone un 591% más que en el mismo periodo del año pasado, cuando transportó 3,39 millones; y manteniéndose por encima de la low cost española Vueling, Iberia (esta y la anterior forman parte del grupo aéreo IAG), la low cost británica EasyJet -que también ha tenido varios días de paro en julio y aunque ha llegado a un acuerdo con los TCP, ahora afronta una huelga convocada por el sindicato de pilotos Sepla- y Air Europa, entre otras aerolíneas. Además, ha subido los precios de los billetes por encima de un 10% para su segundo trimestre fiscal (julio a septiembre). Claro que también hay que destacar que no sólo hay caos aéreo en España, también en otros países por la rápida recuperación de la demanda, la escasez de personal (no ha vuelto a niveles preCovid) y las huelgas.