Duro Felguera puede ser el penúltimo ejemplo de que a los mexicanos les gusta entrar en empresas con dificultades: recuerden los casos de OHL, que fue rebautizada como OHLA tras la toma de control de los Luis y Mauricio Amodio; o propio del Real Oviedo, que tiene como propietario mayoritario a Grupo Pachuca. Y ahora, los mexicanos podrían hacerse con hasta el 55% de la ingeniería asturiana.

En concreto, se trata de dos compañías del país azteca que han sido elegidas como socios industriales tras un “proceso de búsqueda muy profesional y concienzudo”, según Jaime Argüelles, CEO de Duro Felguera, ha señalado en un encuentro con la prensa en Madrid. Proceso en el que la ingeniería contactó con más de 100 empresas, quedando 17 interesados, después se redujo a “una lista larga de 11” y a “una lista corta de 4”. Al final se ha elegido a Grupo Promotor de Desarrollo e Infraestructuras (Prodi), una compañía que está controlada por el mexicano José Miguel Bejos y está dedicada al diseño y la construcción de proyectos de infraestructuras; y a Mota-Engil-México, empresa especializada en construir y gestionar infraestructuras que es propiedad al 51% de la constructora portuguesa Mota-Engil, que preside Antonio Vasconcelos Mota dos Santos, y al 49% de Prodi.

Sus nombres se conocieron hace unas semanas y la cotización de Duro Felguera vivió una montaña rusa... parecía que había demasiadas dudas. Este jueves, parece que Argüelles ha desvelado alguna, porque la acción ha cerrado con una subida del 3,14%, a 0,76 euros, y su capitalización es de 72,76 millones de euros, en unos días complicados para la bolsa tras la quiebra del Silicon Valley Bank y la amenaza de que se produzca la de Credit Suisse, y que no es una crisis bancaria sino una crisis de deuda. Eso sí, en la última jornada parece que la cosa va mejor porque el Ibex ha cerrado con un alza del 1,5% (quizá también le ha gustado la última subasta de tipos que ha decidido el BCE). Claro que la ingeniería asturiana acumula una depreciación del 19,6% en el último mes. Por su parte, la acción de Mota-Engil ha subido un 1,5% este jueves, a 1,49 euros, y tiene una capitalización bursátil que asciende a 457 millones.

Argüelles ha referido que Duro Felguera está “en un momento de superar grandes dificultades”, “en un periodo hacia la transformación”, confiando en que “tenemos un gran proyecto de futuro”. “Es una compañía histórica y va a seguir siendo histórica”, que ha recibido ayudas públicas (un préstamo de la SEPI de 120 millones y otro del Principado de Asturias de 6 millones) y avales de la banca acreedora, pero todavía tiene “una situación tensa de tesorería”... y para aliviarla necesita la operación con los mexicanos que tendrá tres fases: un préstamo de 90 millones (50 de Prodi y 40 de Mota-Engil México); una ampliación de capital a un precio de 0,7661 euros por acción y con derechos de suscripción preferente de los actuales accionistas de Duro Felguera (el único relevante es Sabino García Vallina, con un 3,124%, según el registro de la CNMV; y se suman los minoritarios) de hasta 40 millones y la parte que no se cubra la aportará Mota-Engil; y la capitalización del préstamo y los intereses, donde Prodi se quedará con el 31% y Mota-Engil México alcanzaría hasta un 24% (o menos si los accionistas actuales participan). O sea, que los dos socios industriales podrían llegar al 55% de la ingeniería asturiana.

Eso supondría pasar “de la supervivencia a la expansión, y de la viabilidad al crecimiento”, según Argüelles, pero hay condiciones: la operación debe ser autorizada por los accionistas, la SEPI, el Principado de Asturias y la banca acreedora. “Hemos informado a la banca acreedora y les parece una gran operación”, ha respondido el CEO, pero esta señala que lo único que conoce es el hecho relevante en el que se notificó la operación. Asimismo, la ampliación de capital está condicionada a la exención de opa (recuerden que en España cualquier compañía/inversor que con su inversión pasa el 29,9% del capital en una empresa, debe lanzar una oferta por el 100% restante), y según Argüelles, cumple la condición para dicha exención porque “es pasar de un préstamo a una ampliación de capital y la operación es imprescindible”. No se baraja la exclusión bursátil ni cambiar de país la sede porque “somos una compañía asturiana y española”. 

Argüelles ha señalado que la ingeniería “evoluciona favorablemente en resultados”, en su opinión: recuerden que es cierto que las ventas, el ebitda han mejorado en 2022, pero el resultado de explotación sigue en negativo, la deuda neta ha aumentado y el beneficio neto se ha desplomado un 76%. Eso sí, prevén un ambicioso plan de negocio con la vista puesta en 2028 para “poner esta compañía en 1.000 millones en cuatro años”: triplicar la contratación a 1.000 millones, octuplicar las ventas, multiplicar por 19 el ebitda hasta 95 millones, disparar el beneficio neto de 5 a 64 millones y reducir la deuda bruta de 144 millones a 90 millones.