El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luís Escrivá, ha enloquecido, sino, no se explica la propuesta que ha revelado en la presentación de la parte de los presupuestos de la que se ocupa su ministerio, tras el anuncio de que las bases máximas de cotización subirán un 8,6% en 2023.

En su intervención, Escrivá ha defendido que la base máxima de cotización se revise y eleve cada año en línea con la inflación. Además, se ha mostrado sorprendido de las declaraciones que la CEOE emitió en respuesta al anuncio de que las bases máximas de cotización subirán un 8,6% en 2023, tachando la medida de "inadmisible". 

El ministro ha explicado que ese alza del 8,6% busca asegurar la sostenibilidad y predictibilidad del sistema. Y ha asegurado que ese incremento será parte de un proceso en el que el Gobierno pretende eliminar totalmente los topes salariales a la hora de cotizar en un plazo de aproximadamente 30 años: este proceso irá acompañado de un aumento gradual de las pensiones máximas, aunque, no en la misma proporción. 

En la misma línea, el secretario de Estado de Seguridad Social y Pensiones, Borja Suárez, ha ido abordando las cifras del presupuesto. Señalando los ingresos "récord" de 152.075 millones previstos en cotizaciones sociales, 11.814 millones más que en 2022, a lo que habría que sumar los 2.966 millones de transferencias a la hucha de las pensiones y los cerca de 20.000 millones de transferencias recibidas.

Escrivá y Suárez nos intentan vender lo mismo: que las pensiones las cubren las cotizaciones, y eso es mentira: por eso los presupuestos destinan fondos a la hucha de las pensiones. El secretario de Estado nos dice que se ingresarán 152.075 millones por las cotizaciones. A 1 de septiembre, la nómina mensual de las prestaciones contributivas de la Seguridad Social ascendió a 10.867 millones de euros y si multiplicamos por 14 pagas nos salen 152.138 millones de euros, eso sin contar con la subida que prevé el Gobierno del 8,5% para revalorizarlas de acuerdo al IPC: si tenemos en cuenta la revalorización, la suma asciende a más de 168 millones de gasto, por lo que no se cubren las pensiones de ninguna forma.  

El sistema está quebrado y las cotizaciones sociales de los trabajadores no dan para cubrir el gasto porque cada vez hay más pensionistas que cotizantes

Ya comentamos que la aportación a la hucha de las pensiones de Montero sólo representa la tercera parte de una nómina de pensiones (14 anuales). Y ya vimos que el Gobierno destinaría otros 39.000 millones de los impuestos a cubrir el agujero en la Seguridad Social que dejan las pensiones. Es decir, casi el 40% de los Presupuestos se destinarán a pensiones. Dicho en otras palabras, el sistema está quebrado y las cotizaciones sociales de los trabajadores no dan para cubrir el gasto porque cada vez hay más pensionistas que cotizantes, es decir, más gente que cobra de la que paga, y a eso hay que sumarle que el gasto total en pensiones se elevará un 11,4% tras la revalorización con el IPC.

Como no hay dinero que cubra semejante gasto, el Gobierno destina 39.000 millones que pagamos usted y yo también a cubrir las pensiones y como la presión sobre nuestros hombros es poca, ahora obligan a que las cotizaciones suban, que insistimos, todos queremos que nuestros mayores cobren buenas pensiones y reciban parte de lo aportado durante su vida laboral. Pero no a cambio de quebrar la economía con impuestos y de dedicar el dinero que no tenemos a un pozo sin fondo sin plantear ninguna reforma, que es lo único que aseguraría la viabilidad del sistema. 

En Hispanidad lo hemos advertido muchas veces, hay que suprimir las cuotas sociales y sustituirlas por IVA. Así se crearían puestos de trabajo. Y a la vista de los datos de paro y con la chulísima reforma laboral, se avecina una destrucción de desempleo, histórica. 

Lo cierto es que los empresarios españoles pagan las cuotas sociales más altas de toda Europa. Por eso hay tanta economía sumergida.