Volver a las reglas fiscales fijadas en Mastrich (déficit inferior al 3% y deuda pública por debajo del 60% del PIB) tendrá que esperar, al menos un año más, hasta 2024. Ese es el acuerdo que tendrá que ratificar el Eurogrupo, el lunes 23. Por cierto, ese mismo día, la CE presentará las recomendaciones económicas para cada Estado miembro. Adivinen qué le dirán a España. Es fácil acertar.

Sea como fuere, la decisión conocida este jueves supone un alivio para el Gobierno de Pedro Sánchez, el más derrochador de la democracia y que, si nadie lo remedia, elevará la deuda pública hasta el 140% del PIB, tal y como alertó el miércoles el Banco de España.

El pretexto para suspender las normas fiscales en 2020 y 2021 fue la pandemia, actualmente en claro retroceso. Superado el Covid, el argumento es la invasión rusa de Ucrania que, entre otras consecuencias, ha elevado el precio de la energía hasta niveles récord.

En definitiva, Sánchez podrá seguir dopando la economía española con subvenciones, engordando todavía más la deuda pública, sin temor a que los socios europeos le señalen con el dedo. Conviene señalar que el déficit cerró 2021 en el 6,7% (frente al 3% de Mastrich) y la deuda se sitúa actualmente en el 118,7% del PIB (frente al máximo del 60%).

Lo más preocupante, sin embargo, es el encarecimiento de la deuda: en la subasta de bonos a 10 años, celebrada este jueves, el interés se ha elevado hasta el 2%, frente al 1,6% de la subasta anterior. Recuerden: cada punto que suban los tipos de interés, los intereses de la deuda española aumentarán en 15.000 millones.

En cualquier caso, la situación es grave, porque la subasta de bonos a 10 años de hoy ha disparado el coste hasta el 2%. Y eso que el BCE aún no ha empezado a retirar estímulos, aunque ya ha adelantado fechas.