Catar aprovecha el Mundial de fútbol que se está celebrando desde el día 20 y que ha atraído muchas miradas (no sólo por el deporte, sino por el tema de los derechos humanos) como maniobra de distracción. Y es que ha firmado un histórico contrato de suministro de gas natural licuado (GNL) con China.

Este contrato alcanzado con la petrolera china Sinopec durará 27 años y se traducirá en el suministro de 4 millones de toneladas de GNL anuales a partir de 2026, según la agencia de noticias catarí QNA. “Se considera el más largo en la industria del GNL”, ha referido el ministro de Asuntos Energéticos catarí, Saad al Kaabi, destacando que también “abrirá un nuevo y distinguido capítulo en la relación con la Sinopec Corporation” y mejorará “las distinguidas relaciones bilaterales entre la República Popular China y el Estado de Catar, y ayudará a satisfacer las crecientes necesidades energéticas de China”. El nuevo acuerdo supera con creces el firmado en marzo de 2021 para suministrar 2 millones de toneladas anuales de GNL a China durante 10 años.

El ministro de Asuntos Energéticos catarí, Saad al Kaabi, destaca que “abrirá un nuevo y distinguido capítulo en la relación con la Sinopec Corporation” y mejorará “las distinguidas relaciones bilaterales entre la República Popular China y el Estado de Catar, y ayudará a satisfacer las crecientes necesidades energéticas de China”

Catar es uno de los países del mundo con mayores reservas de gas natural (en concreto, el tercero) y es el principal exportador de GNL del mundo, que como saben cuesta más del doble que el gas natural que llega a los países a través de un gasoducto. Asia es el principal destino de dichas exportaciones, acaparando entre el 80% y el 85%, por lo que el histórico acuerdo recientemente firmado con Sinopec supondrá que seguirá enviando mucho más gas a China que a Europa, y eso que este último continente ha elevado notablemente sus importaciones de GNL desde que estalló la guerra en Ucrania para asegurarse gas para este invierno ante el menor suministro por parte de Rusia.

De hecho, Europa ha pisado el acelerador a la hora de diversificar sus proveedores de gas, algo que están aprovechando países como EEUU, Catar, Australia, Egipto, Israel y Azerbaiyán. De hecho, el país de Joe Biden (con 80 años recién cumplidos y cada vez más conocido como ‘Yayoyou’ y por sus presidenciales ‘despistes’) es el que más está sacando tajada de la situación europea, convirtiéndose en su mayor proveedor. Y también está aprovechando para llevarse una jugosa tajada en España, donde se ha convertido en el primer suministrador de gas, desplazando a Argelia -país con el que Pedro Sánchez abrió una crisis diplomática al mostrar cobardía con Marruecos y cambiar de postura respecto al Sáhara Occidental-, recibiendo el agradecimiento de Sánchez, cómo no. Así se puede ver en el último boletín estadístico de Enagás (compañía que gestiona el sistema gasista español y que también es transportista de gas), correspondiente a octubre, y en muchos anteriores: en los diez primeros meses, EEUU ha aportado 109.040 gigavatios hora (GWh) -todo en caro GNL-, el 29,2% del total; Argelia, 90.399 GWh (84.952 en gas natural a través del gasoducto Medgaz y 5.447 vía GNL), el 24,2% del total. Y tras estos dos países, entre los principales suministradores gasísticos de España también destacan: Nigeria (14,6% del total), Rusia (11,4%), Francia (5,7%), Catar (3,1%) y Egipto (3%). Eso sí, el 3,1% de Catar solo supone 11.623 GWh, a años luz de lo que el emirato exporta a China.

Catar ha llegado a acuerdos mucho más pequeños con Alemania, la petrolera francesa TotalEnergies y España, donde es su sexto suministrador de gas (representando un 3,1% del total)

La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha advertido que alrededor del 50% del comercio mundial de GNL puede considerarse contractualmente flexible y, por lo tanto, abierto a la competencia para determinar su destino final. Es decir, que muchos barcos metaneros cambian de destino en función de quién les paga el mayor precio. Y en este contexto de elevada competencia y volatilidad, han cobrado importancia los contratos a largo plazo, algo que favorece más a China que a Europa. Además, cabe destacar que hasta ahora la UE no ha logrado un gran acuerdo con Catar, como sí ha hecho con EEUU, Egipto, Israel o Azerbaiyán, aunque sí ha habido pactos entre países europeos y el emirato, o compañías europeas y el emirato. Por ejemplo, Alemania y Catar alcanzaron uno para importar GNL a partir de 2026 o 2027, cuando acaben sus proyectos de expansión de los yacimientos de gas. La petrolera francesa TotalEnergies ha llegado a un acuerdo de inversión con Catar para aumentar la producción de gas y hacerse con una participación del 9,3% en el proyecto North Field South. Y España también rindió pleitesía al emir catarí, principalmente el rey Felipe VI, Sánchez, Nadia Calviño y hasta el presidente de Iberdrola, Ignacio S. Galán,... y todo para lograr más gas e inversiones.  

Y por cierto, ante el histórico contrato alcanzado entre Catar y la petrolera china Sinopec cabe preguntarse cómo le habrá sentado a EEUU. Recuerden que el país de Biden se apuntó al peligroso blanqueo de Catar, que será “aliado principal al margen de la OTAN” y le ayudará a suministrar gas a Europa