Sede de BCC Grupo Cajamar, en Madrid
No nos cansaremos de insistir, ahora que parece que los tipos altos perjudican a los bancos. No, la subida de tipos de interés es buena para el negocio típico bancario y Cajamar, que este viernes ha publicado sus resultados trimestrales, es otro ejemplo de ello. Lejos quedan ya las urgencias por recortar costes y la necesidad de ‘inventar’ nuevas maneras de hacer negocio.
Podemos hablar de un buen comienzo de año para Cajamar, aunque el beneficio del primer trimestre fue un 18,5% inferior al del mismo periodo de 2022 y no superó los 24 millones de euros. No hay que alarmarse, porque el margen de intereses y las comisiones -los dos componentes del negocio típico bancario- aumentaron un 29 y un 4,2%, respectivamente. El margen de intereses alcanzó los 207,9 millones de euros y las comisiones, los 70,1 millones.
Ahora bien, la caída del 97,2% del resultado por operaciones financieras (ROF), que no superó los 3,4 millones, y el aumento del 128% de las provisiones, que alcanzaron los 15 millones de euros, condicionaron el trimestre que terminó con una caída del 11% del beneficio bruto y del 18,5% del neto, como hemos comentado.
La asignatura pendiente de Cajamar, en cualquier caso, siguen siendo los gastos, que aumentaron un 7,6% y alcanzaron los 141 millones de euros. Pero más que los de personal, que aumentaron un 8,1%, hasta los 93,4 millones -no se trata de echar a nadie- merecen la atención los gastos generales de administración, que alcanzaron los 47,5 millones después de aumentar un 6,6% respecto a marzo de 2022.
Por su parte, la morosidad se redujo un 0,7%, hasta el 2,5%, por debajo de la media del sector, mientras la solvencia mejoró un 0,3%, hasta el 15,8%.
La otra clave del trimestre fue la positiva actividad comercial, que llevó a Cajamar hasta una cuota de mercado del 15,9% en el sector primario, esto es, en agricultura, pesca y ganadería. La entidad cerró marzo con una cuota de mercado en inversión del 2,9%.