Cajamar ha cerrado 2024 con un beneficio neto consolidado de 326 millones de euros, lo que supone un crecimiento del 157% respecto al ejercicio anterior. Este resultado se debe, en gran medida, al aumento del margen de intereses. Este último ha crecido un 14,3% en la comparativa, alcanzando los 1.215 millones de euros, impulsado por un mayor volumen de operaciones de financiación y por el desfase temporal en la transmisión de los tipos de interés. Aunque en 2024 los tipos han bajado respecto a 2023, Cajamar todavía se ha beneficiado de préstamos concedidos en 2023 con tipos más elevados, mientras que el encarecimiento de los depósitos ha tardado más en reflejarse en sus costes.
Sin embargo, esta mejora en rentabilidad ha tenido un coste en términos de liquidez. Cajamar ha visto aumentar su gap de negocio hasta los 9.744 millones de euros (+26,3% interanual), reflejando una mayor diferencia entre inversión y depósitos. Aprovechamiento de la estructura temporal de tipos de interés, negocio bancario puro y duro, financiarse a corto y prestar a largo. Y ahora, la gran pregunta, ¿este crecimiento del gap es bueno o malo? Demos respuesta. Un gap creciente no es malo por sí mismo, pero implica que el banco necesita financiar parte de su negocio con deuda mayorista -no capta lo suficiente de minoristas-, cédulas hipotecarias o facilidades del BCE, lo que puede encarecer sus costes financieros si los tipos siguen altos. La clave está en que el banco tenga acceso estable a estas fuentes de financiación sin encarecer en exceso su estructura de costes.
La tasa de morosidad de Cajamar ha mejorado en 2024, reduciéndose del 2,01% en 2023 al 1,93% en 2024
Sigamos abundando en los ingresos y gastos del grupo financiero. El margen bruto ha alcanzado los 1.552 millones de euros, un 16,6% más que en 2023, impulsado tanto por el margen de intereses como por el crecimiento de las comisiones netas, que han sumado 310 millones de euros (+13,7%). Por su parte, el margen de explotación ha aumentado un 20,7%, situándose en 819 millones de euros, reflejando una mayor eficiencia operativa. No obstante, los gastos de explotación han subido un 12,3%, alcanzando los 733 millones de euros, lo que sugiere un aumento en costes salariales y administrativos. Todo ello ha dado lugar a una rentabilidad sobre recursos propios (ROE) que ha subido hasta el 7,8%, mejorando en 4,5 puntos porcentuales.
Sobre la solvencia del conjunto financiero poco que decir. El coeficiente de solvencia se sitúa en el 16,1%, mientras que la ratio CET1 phased-in alcanza el 13,9%, asegurando un colchón de capital suficiente frente a los requisitos regulatorios. Eso sí, en la liquidez hay algo interesante que queremos explicar. La presión sobre los depósitos ha afectado a la liquidez de la entidad. Aunque los recursos gestionados minoristas han crecido un 10,8%, el fuerte trasvase hacia depósitos a plazo y fondos de inversión refleja la búsqueda de mayor rentabilidad por parte de los clientes. Para compensar esta menor captación de liquidez a corto plazo, Cajamar ha recurrido a los mercados mayoristas mediante la emisión de cédulas hipotecarias y bonos, además de reforzar su dependencia de financiación del BCE. Todo esto está reflejado, aunque no se lo crean, en las principales ratios de liquidez del grupo. El LCR (Liquidity Coverage Ratio) se ha situado en 218,1%, con un incremento de 20,9 puntos porcentuales, lo que muestra una liquidez todavía holgada, aunque el NSFR (Net Stable Funding Ratio) ha caído hasta el 152,5%, señalando una ligera erosión de la estabilidad a largo plazo.
Finalmente, tratemos brevemente la morosidad. La tasa de morosidad de Cajamar ha mejorado en 2024, reduciéndose del 2,01% en 2023 al 1,93% en 2024. Además, la tasa de cobertura de la morosidad ha aumentado hasta el 72,1%, lo que indica que la entidad ha reforzado sus provisiones para hacer frente a posibles impagos. Este descenso de la morosidad refleja una mejora en la calidad de la cartera crediticia del conglomerado financiero, situándose entre las mejores del sector.
Como conclusión, Cajamar ha logrado un ejercicio excepcional en términos de beneficio y rentabilidad, pero el entorno de tipos altos ha reducido su liquidez y encarecido su financiación. La sostenibilidad de este crecimiento dependerá de su capacidad para mantener el dinamismo comercial sin incrementar excesivamente su dependencia del mercado mayorista.