
Este martes se cumplen dos años de los atroces atentados perpetrados por los terroristas de Hamás contra los israelíes, algo que los miembros de la flotilla y el Gobierno Sánchez prefieren no recordar… Un aniversario que no es baladí en el mundo empresarial, pues Construcción y Auxiliar de Ferrocarriles (CAF) no sufre en bolsa su inclusión en la lista negra de la ONU por operar en zonas ocupadas por Israel, pero sí podría afectarle en cuestión de contratos futuros.
Recuerden que hace unas semanas, Naciones Unidas creó un registro de empresas que operan en las zonas palestinas ocupadas por Israel. En el mismo se incluyó a cuatro compañías de nuestro país: el fabricante vasco de trenes y autobuses CAF, la constructora ACS y su filial SEMI, y la ingeniería pública Ineco (la cual depende del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible que dirige Óscar Puente).
CAF mantiene la defensa de su contrato en el tranvía de Jerusalén, que se adjudicó en 2019 junto a la empresa israelí Shapir. Asimismo, sigue defendiendo que dicho contrato no vulnera derechos humanos y cumple la legalidad internacional (ver documento adjunto). Por ahora, la progre ONU no parece pensar lo mismo, aunque ya saben que no ha mostrado el mismo interés por los palestinos que por los cristianos asesinados en Nigeria, por ejemplo.
La inclusión de CAF en la citada lista negra de Naciones Unidas no le ha perjudicado en bolsa, donde acumula una revalorización del 47% en el último año y del 51% en lo que va de 2025. Asimismo, no hay que olvidar que en resultados económicos le sigue yendo bien y mucho mejor que a Talgo, que ha sido rescatado con dinero de todos los españoles y no sólo de los vascos, cumpliendo las exigencias del PNV.
Eso sí, el hecho de aparecer en dicha lista negra podría penalizar a CAF en un aspecto que no es baladí: futuros contratos. De hecho, no podrá optar al concurso para fabricar 39 nuevos trenes del metro de Barcelona por valor de 321 millones de euros, pero sí el fabricante ferroviario francés Alstom, que recientemente ha salido de la lista negra de la ONU. Y es que en el pliego del concurso, la empresa pública Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) -que opera el metro y el autobús urbano barceloneses, así como otros transportes públicos de la Ciudad Condal- ha incluido una cláusula que prohíbe la participación de compañías incluidas en el registro del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh).
Hasta ahora, CAF era el proveedor de TMB, pero podría dejar de serlo en los nuevos 39 trenes. El pasado agosto, Alstom recurrió la citada cláusula ante el Tribunal Catalán de Contratos del Sector Público y, aunque aún no se ha conocido el fallo, le da igual porque ya no forma parte de la lista negra de la ONU. Eso sí, la futura decisión del citado tribunal podría determinar si es correcto excluir a CAF del citado concurso… o no, y aún hay tiempo, porque la licitación seguirá abierta hasta diciembre.
Al hilo de esto último, cabe recordar que debido al tranvía de Jerusalén, el fabricante vasco de trenes y autobuses también ha tenido que lidiar con críticas y problemas en adjudicaciones en Bélgica. Allí, el pasado febrero, la Sociedad Nacional de Ferrocarriles de Bélgica (SNCB) designó a CAF como licitador preferente para renovar sus trenes, frente al francés Alstom y el alemán Siemens. Un contrato que en una primera fase asciende a 1.695 millones de euros, pero que podría llegar a superar los 3.000 millones. Sin embargo, unos meses después, el Consejo de Estado de dicho país (es decir, el Tribunal Supremo Administrativo de Bélgica) anuló temporalmente la adjudicación, tras un primer recurso de Alstom, y se dieron presiones sindicales y políticas. Dado que SNCB se reafirmó en su decisión, Alstom y Siemens presentaron nuevos recursos, pero finalmente fueron rechazados por el Consejo de Estado. Eso sí, SNCB pidió a CAF una declaración formal de respeto a los derechos humanos y al derecho internacional.











