La presidenta no debería tensar la cuerda: su hermana es tan propietaria como ella y la madre ya no actúa como poder moderador
Decíamos ayer que el principal problema es que no vende, que con excepciones, ya más diarias que horarias, los centros están vacíos. No somos los únicos que lo decimos, y páginas especializadas en consumo así lo ratifican, pero eso es triste consuelo.
La culpa no es toda de Marta Álvarez, la actual presidenta porque el problema de El Corte Inglés es de modelo, y su principal enemigo actual no son otras grandes superficies, a las que siempre se ha impuesto en su segmento, sino Amazon y la venta electrónica. El Corte Inglés, es, por naturaleza, presencial, y le está costando mucho adaptarse a la logística, la pieza clave del comercio electrónico y a la forma de funcionar propia de una plataforma. Y si alguien alega que el servicio del comercio presencial es mucho más humano que el de cualquier plataforma, le daré la razón.
El problema es que las plataformas se están imponiendo y encima con la fuerza del monopolio global Amazon, que el diablo confunda. En definitiva que, para desgracia de todos, sin duda, Amazon se está imponiendo a El Corte Inglés. Y eso significa que se está precarizando el empleo, que se está colonizando España y que los proveedores sufren el varapalo del monopolista Jeff Bezos.
Hasta ahí, de acuerdo. Ahora bien, el estilo de gestión individualista y errático que ha impulsado Marta Álvarez en los grandes almacenes, no ayuda, todo lo contrario. Además del frente Amazon, del modelo a seguir, El Corte Inglés (ECI) afronta otro problema, esta vez interno, en forma de brecha accionarial y de enfrentamiento entre las familias, pues ya estamos hablando de una tercera generación.
Los Areces permanecen por el sueldo de tres de los hermanos -Carlos, Javier y Juan Luis- y por el puesto de consejera de Carlota. Pero también quieren hacer caja, con la venta de una parte
La primera brecha, la más importante, se ha impuesto entre las dos hermanas Álvarez Guil. Es la brecha más importante: Marta Álvarez ningunea a su hermana Cristina. Las dos son igualmente propietarias y controlan, sumando la Fundación Ramón Areces, más del 60% del capital. Ahora bien, la presidenta no debería tensar la cuerda: su hermana Cristina es tan propietaria como ella y la madre ya no actúa como poder moderador entre ambas.
Cristina no pertenece al Comité de Dirección (el famoso quinteto) y es Marta quien ostenta las dos presidencias: la de El Corte Inglés y de la Fundación Ramón Areces, cuando esta última estaba reservada para Cristina.
Paloma García culpa a Marta Álvarez por la depreciación de la inversión familiar, con sus hermanos presionando
Pero hay más divisiones en el accionariado de ECI. Los Areces permanecen por el sueldo de tres de los hermanos -Carlos, Javier y Juan Luis- en unas oficinas por las que apenas aparecen para poco más que leer el periódico, y por el mantenimiento del puesto de consejera de Carlota. Pero también quieren hacer caja, con la venta de una parte. Es decir, quieren que El Corte Inglés salga a bolsa y, al mismo tiempo, seguir cobrando un sueldo. Y no olviden que la patrimonial de los Areces, Ceslar, posee un 9% del capital.
Paloma García (Mancor, 7,5% del accionariado) culpa a Marta Álvarez por la depreciación de la inversión familiar. Encima, ella ha sido la representante de la participación de García Miranda pero sus hermanos, ajenos a la vida de El Corte Inglés, le exigen cada vez más y ECI no puede aportarle el dividendo al que aspira.
Los Gimeno estudian volver a la carga con la presunta elusión fiscal de Marta y Cristina. Por ahora, Podemos no les hace caso
Para que no falte de nada, los Gimeno Álvarez estudian volver a la carga con la presunta elusión fiscal de Marta y Cristina. Por ahora, Podemos no les hace caso pero estamos en campaña electoral. Y los Gimeno Álvarez, con el expresidente Dimas al frente y con su madre, María Antonia, necesitan sacar adelante el proyecto Wow... que no marcha nada bien.
Queda Mutua, representada por Ignacio Garralda, que se muestra descontento -así se lo manifestaba recientemente a un financiero madrileño- con la gestión individualísima y cambiante de la presidenta Marta Álvarez. Mutua posee un 8% de El Corte Inglés y ha tomado la mayoría en Seguros El Corte Inglés, en una operación calcada a la firmada con Caixabank en Adeslas. Esta le salió bien pero para que Seguros El Corte Inglés marche bien necesita que los centros funcionen a gran velocidad. Garralda, un banquero de inversión metido a gestor empresarial no comparte los tiempos, para él demasiado lentos, ni el mando tan personalista de Marta Álvarez. Además, ahora ya está convencido de que en Caixabanak poseía liquidez para marcharse cuando se quiera, pero Marta Álvarez no tiene la menor intención de sacar el valor a Bolsa. La verdad es que yo, en su lugar, haría lo mismo.
Y Mutua, representada por Ignacio Garralda, está descontenta con la gestión individual y errática de la presidenta
Insisto: la guerra civil de El Corte Inglés no es el principal problema. El reto básico consiste en las precitadas ventas al ralentí. Esa es la madre de todas la batallas y los servicios de información de ECI se han empeñado en una política a lo Nadia Calviño: si tienes que negar un problema no digas que no todo va bien: di que lo tuyo es un éxito total y absoluto. Pero, cuidado: los hechos son tercos y, como diría Emilio Botín (cuya hija, por cierto, actual presidenta del Santander, ha dado orden de vigilar muy de cerca la evolución de El Corte Inglés): lo que "no son cuentas son cuentos".
Insisto: el principal problema es la caída de ventas y una deuda persistente que actúa como un veneno. Ahora bien, las divisiones internas entre las familias ayudan más bien poco a la estabilidad. Y entre esas divisiones, la más relevante, es la de la cúpula, entre las dos hermanas y máximas propietarias, Marta y Cristina.
Esperemos que ECI remonte en ventas, porque de su buena marcha dependen, directa o indirectamente, más de 100.000 familias.