Mientras Carlos Torres se prodiga en saraos y apariciones públicas -la última, este fin de semana en la Deusto Business Alumni, en Bilbao-, el Ceo del BBVA brilla por su ausencia desde que presentara los resultados hasta septiembre, el viernes 28 de octubre.

Lo más preocupante, sin embargo, no es que los fans de Onur Genç lleven semanas sin ver a su ídolo, sino que la ‘ausencia’ del consejero delegado, a quien le siguen echando en cara internamente la no fusión con el Sabadell, ha propiciado que los responsables de cada filial hayan hecho de su capa un sayo en sus respectivos mercados.

Así, por ejemplo, hemos visto al CEO del banco en España, Peio Belausteguigoitia cada vez más activo y visible en los medios de comunicación, acompañando al presidente Torres o en solitario. Lo mismo les sucede al resto de responsables internacionales como, por ejemplo, Eduardo Osuna en México, Martín Zarich en Argentina o Recep Bastug en Turquía, aunque este último bajo la estrecha vigilancia de un tal Erdogan.

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A la ‘ausencia’ de Genç se suma la situación en su país natal, que no solo no mejora sino que ha vuelto a sufrir un atentado terrorista -domingo 13- con el fatídico resultado de seis muertos y 81 heridos. Atentado que recuerda al perpetrado en enero de 2017 en una discoteca de la capital en el que murieron 39 personas.

Es lo que le faltaba al BBVA que, desde que entró en Turquía ha considerado el gran potencial de Garanti, un potencial que, sin embargo, corre un riesgo extremo por la situación económica del país y su política monetaria consistente en bajar los tipos de interés un 1,5%, hasta el 10,5%, con una inflación del 83,4%.

En este contexto macro, un repunte del terrorismo solo empeoraría aún más la situación de un país tan dependiente del turismo y cuya moneda se ha devaluado más de un 41% respecto al euro en los últimos doce meses.