No nos engañemos, los resultados bancarios no han sido buenos durante los nueve primeros meses de 2020, no por el covid, sino porque el negocio no funciona. El coronavirus ha acelerado la caída, ciertamente, pero las entidades ya estaban muy tocadas antes de la pandemia por los bajísimos tipos de interés del BCE. Así, en 2019, el beneficio de los seis bancos del Ibex cayó un 19% respecto al de 2018 y se quedó en 13.637 millones de euros.

Este año será peor y la culpa la tendrá el virus chino (perdón, virus a secas), naturalmente. Sólo hay que echar un vistazo rápido a las cuentas publicadas durante esta semana: Santander (-40,8%), BBVA (-36,6%), Caixabank (-42,6%), Sabadell (-74,5%), Bankia (-68,8%) y Bankinter (-50%) han reducido muy significativamente sus beneficios durante los nueve primeros meses del año, principalmente por las dotaciones realizadas para cubrir los potenciales impagos del futuro.

En total, las entidades del Ibex ganaron 7.056,1 millones de euros hasta septiembre frente a los 10.467 millones que ganaron en el mismo periodo de 2019. Estamos muy lejos de los beneficios del año pasado y la leve mejoría del tercer trimestre es sólo un espejismo que dibuja una recuperación económica en ‘i’ minúscula. Dicho de otra manera, el repunte de la actividad está cogido con alfileres.

La economía sigue anestesiada y lo peor llegará cuando el paciente se despierte, previsiblemente en 2021. Los CEO de los principales bancos españoles no se atreven a predecir lo que ocurrirá, pero todos coinciden en una cosa: la morosidad aumentará. Luego están los matices: Gonzalo Gortázar (Caixabank) cree que se disparará mientras Jaime Guardiola (Sabadell) es más optimista y confía en que no supere el 5%.

Los bancos cerrarán 2020 con unos resultados raquíticos, pero tranquilos: 2021 será todavía peor.