El Banco de España prevé que la economía española crezca un 2% este año, un 1,7% en 2020 y un 1,6% en 2021. Son las previsiones macroeconómicas presentadas este lunes por Óscar Arce, director general de Economía y Estadística del Banco de España, y que coinciden con las realizadas en septiembre. Eso es, precisamente, lo único positivo de las nuevas proyecciones del Banco de España: la previsión de crecimiento continúa intacta.

Todo lo demás supone un jarro de agua fría al Gobierno, empezando por el déficit público que terminará el año en el 2,5%, esto es, igual que en 2018, un 0,5% más que lo marcado por el Gobierno de Pedro Sánchez y una décima superior a la estimación que hizo el Banco de España en septiembre. ¿Qué ha cambiado en estos dos meses y medio? Dos cosas: los ingresos del Impuesto de Sociedades sufrieron una “desaceleración significativa” en octubre respecto al dato de 2018. Y segundo, el dato de la remuneración de asalariados y de las prestaciones sociales en septiembre ha sido “más dinámico” de lo esperado. En definitiva, más gastos y menos ingresos.

El déficit en 2020 será del 2,1% y en 2021, del 1,8%. En ambos casos, un 0,3% más que lo previsto en septiembre. Y la deuda tampoco nos dará una alegría: alcanzará el 96,6% del PIB en 2019, un 0,7% más que lo previsto por el Gobierno.

El crecimiento económico irá a menos -aunque se mantiene la previsión realizada en septiembre-, el déficit público irá a más y el crecimiento del empleo irá claramente a menos. El mejor ejercicio, con mucha diferencia, será este 2019, que finalizará con un crecimiento del empleo del 2% frente al 1,8% previsto en septiembre. La situación se torcerá en 2020, con un aumento del empleo de solo el 1,3% -la misma previsión que en septiembre- y empeorará todavía más en 2021, con un crecimiento del 1,4% en lugar del 1,5% previsto hace tres meses, debido, según el Banco de España, al aumento de la población activa.