La mayoría de los análisis acerca de la fusión entre Unicaja y Liberbank coinciden en señalar que la primera prevalecerá sobre la segunda, es decir, que en la entidad resultante, Unicaja tendrá más peso que Liberbank. Sin embargo, se ha extendido la idea entre la opinión pública de que el CEO, tras la fusión, será Manuel Menéndez, CEO de Liberbank, y el cargo de presidente no ejecutivo recaerá sobre Manuel Azuaga, actual presidente ejecutivo de Unicaja.

Pero cuidado, porque esa teoría es sólo eso, una teoría, difundida con la intención que están ustedes pensando. Porque lo cierto es que el pacto al que han llegado las dos casas no es ese, ni mucho menos. El acuerdo es que el primer ejecutivo del banco resultante saldrá de la entidad que demuestre tener más peso, algo que determinará la due diligence, que finalizará dentro de dos semanas Y, como ya hemos señalado, el consenso de mercado señala que Unicaja prevalecerá sobre Liberbank.

En otras palabras, el presidente ejecutivo será Azuaga y el CEO, Manuel Menéndez. Ahora bien, esto plantea un problema importante: no gusta al BCE. Desde Fráncfort insisten en su modelo: un chairman dedicado a las relaciones institucionales con políticos y reguladores, con responsabilidades sobre el departamento jurídico de la entidad y, por último, con mando en plaza en todo lo que es la relación con los medios de comunicación, y un consejero delegado que se encargue del día a día del negocio. Lo de presidente ejecutivo al estilo FG en el BBVA o como Ana Botín en el Santander, está descartado en el BCE.

Unicaja es como una orquesta y Liberbank, como un grupo solista

Azuaga, presidente ejecutivo, y Menéndez, CEO. Eso sí, el primero tiene 71 años frente a los 59 del segundo. El reparto de poder presenta otro problema: ¿Qué ocurrirá con la línea ejecutiva inmediatamente inferior a la cúpula? Unicaja tiene un equipo muy bien formado y con años de experiencia en la propia casa. Todos menos uno, precisamente el CEO, que llegó al banco hace dos años y medio: Enrique Sánchez del Villar. El management de Liberbank, sin embargo, ha transcurrido por un camino completamente distinto: Menéndez se ha rodeado de un grupo de directivos ‘planos’ -profesionalmente buenos, eso sí- y ha tenido como principal asesor a Pedro Rivero, nombrado presidente no ejecutivo del banco en 2014. En definitiva, Unicaja es como una orquesta y Liberbank, como un grupo solista.

Entonces, ¿quién mandará tras la fusión? El pacto es que lo hará quien demuestre más peso en la due diligence. Luego habrá que ver el grado de ejecutivo que tendrá el presidente, es decir, hasta qué punto logra el BCE imponer su modelo.