En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros de este martes, Teresa Ribera ha apoyado sin ambages la oferta de IFM sobre el 22,689% de Naturgy,… una operación que se lanzó el pasado 26 de enero, urdida por Javier de Jaime, cabeza visible de CVC en España, y que conduce al troceo de la compañía. Algo con lo que el fondo australiano junto al británico CVC y el estadounidense GIP -que controlan el 20,7% y el 20,6% del capital de Naturgy, respectivamente- ya chantajea a la energética.

Ante la pregunta de Hispanidad, la vicepresidenta cuarta y ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, que tiene la responsabilidad en materia energética dentro del Gobierno Sánchez, ha hecho una sorprendente defensa del fondo australiano. En primer lugar, ha destacado que “no es algo infrecuente que haya fondos que tengan una parte importante en el capital de empresas cotizadas en una economía de mercado como es la nuestra”. Segundo, ha afirmado que el perfil de IFM “es el de un fondo de pensiones de trabajadores de un sindicato australiano que aspira a inversiones estables y prolongadas en el tiempo, no es el perfil de fondos de capital riesgo con comportamientos más cortoplacistas”.

IFM gestiona los ahorros de jubilación de más de 11 millones de australianos, pero como gestora de fondos se dedica a muchas más cosas: invierte en infraestructuras, deuda, acciones cotizadas y capital privado

Al hilo de esta defensa, conviene poner los puntos sobre las íes. Es verdad que IFM tiene relación con pensiones, de hecho, gestiona los ahorros de jubilación de más de 11 millones de australianos y es una de las 30 empresas más importantes de fondos de pensiones de dicho país. Sin embargo, no sólo es eso, como gestora de fondos se dedica a muchas más cosas: invierte en infraestructuras, deuda, acciones cotizadas y capital privado. Asimismo, IFM pertenece a la clase de fondos que invierte y controla la gestión… aunque, por ahora, diga que no quiere control.

Claro que Ribera parece que también se ha dejado influir por el hecho de que sea una oferta generosa en importe (5.060 millones de euros)… y en publicidad, con bastantes anuncios en medios de comunicación donde IFM aparece como inversores de largo plazo en energías renovables, justamente las preferidas de la vicepresidenta ecologista. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce, sino que más bien estamos ante un sofisma (razón o argumento falso con apariencia de verdad): si IFM logra entrar en Naturgy, no puede ser cortoplacista, porque al ser una empresa estratégica no puede vender todo de una vez, por tanto, optaría por el troceo e iría vendiendo a trozos. Esa sería la única forma que tendría de amortizar la inversión, ya que no lo podría hacer vía dividendo ordinario o plusvalía... y máxime cuando el principal accionista (Criteria) no es el que quieren vender. Eso sí, hace una semana, tras la Junta de Accionistas, el presidente y CEO de Naturgy, Francisco Reynés, al ser preguntado por Hispanidad afirmó que IFM tendría otras opciones, además del troceo: “discrepo de que la única forma de rentabilizar la inversión sería la venta de activos, pues se logra gestionando adecuadamente los activos y negocios. La rentabilidad no depende de quién es el accionista sino de lo bien o de lo mal que gestione el negocio”.

IFM no puede vender todo de una vez, por tanto, optaría por el troceo e iría vendiendo a trozos. Esa sería la única forma que tendría de amortizar la inversión, ya que no lo podría hacer vía dividendo ordinario o vía plusvalía

Volvamos a las palabras de Ribera, porque aún hay más. Se ha referido a Naturgy como “una empresa absolutamente crítica, que tiene activos críticos del sistema (entre ellos, contratos de gas, por ejemplo, con Argelia) y una posición importante en la distribución de gas y en la seguridad de suministro”. Aunque debería tener en cuenta que suena mucho mejor empresa estratégica, que es lo que es Naturgy, que “crítica”. Por todo ello, “debemos velar porque todo funcione con completo respeto por los consumidores y por la seguridad del sistema energético”, ha añadido. Y por si todo lo anterior no fuera suficiente, Ribera ha puesto la guinda al pastel: “detectamos una confianza en nuestra economía, un interés importante de inversores internacionales por invertir en nuestro país. Y eso, en todo caso, es una buena noticia”.

Ante este panorama, parece que dentro de La Moncloa van ganando, por ahora, los partidarios a favor de la oferta de IFM. Recuerden que en el Gobierno hay división ante esta operación: por un lado, está la parte económica que lidera la vicepresidenta tercera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, defiende que no se puede prescindir de capital extranjero y menos en estos momentos de crisis económica; y por otro, el aparato político que dirige Iván Redondo opta por el no, dado que no ve bien que haya manos foráneas en empresas estratégicas.

Será muy socialista y muy verde, pero a Teresa Ribera parece gustarle el capitalismo depredador 

Tras el apoyo de Ribera, parece que gana enteros la opción de un sí a la oferta de IFM, pero con condiciones: es decir, se prohibiría la venta de activos estratégicos (como los contratos de suministro de gas o la red de distribución), pero no la del resto (generación, ciclo combinado, etc.). Estos se trocearían y se venderían.

En Naturgy se dice que la vicepresidenta ecologista les odia, porque, entre otros aspectos, parte de su negocio está ligado a los hidrocarburos (en concreto, al gas natural). Ya saben que sólo le gustan los molinillos de viento y las placas solares... y que también ha puesto fecha de caducidad a los reactores nucleares a pesar de que producen electricidad libre de CO2

Lo dicho: Teresa Ribera, será muy socialista y muy verde, pero a Teresa Ribera parece gustarle el capitalismo depredador, el capitalismo salvaje de los fondos. Otra progre-verde-capitalista.