Desde el pasado 26 de enero, la mayor parte de la atención dentro del sector energético español está puesta en la oferta que lanzó el fondo australiano IFM por el 22,689% de Naturgy. Una operación ideada por Javier de Jaime, cabeza visible del fondo CVC en España, con la que ahora chantajea junto a IFM y GIP a la energética: o les permiten trocear o venderán en otra opa por la totalidad. Y ojo, porque el que tiene la última palabra en la oferta inicial es el Gobierno… y en su seno hay división y dos posturas muy distintas.

La vicepresidenta tercera y ministra de Asuntos Económicos y Tranformación Digital, Nadia Calviño, ha sido la elegida para sustituir a Reyes Maroto, en el expediente de autorización de la opa de IFM. Recuerden que la titular de Industria, Comercio y Turismo se inhibió por un posible conflicto de intereses porque su marido es ingeniero y trabaja en Naturgy. Y ojo, porque la vicepresidenta económica se decanta por el sí a la operación.

En concreto, Calviño defiende que no se puede prescindir de capital extranjero y menos en estos momentos de crisis económica. Asimismo, destaca que hay varias empresas españolas (Iberdrola, ACS, Ferrovial, la propia Naturgy, etc.) que están invirtiendo en Australia y teme que ese país pudiera vengarse. Y por último, no hace ascos a la inversión de IFM porque el principal accionista de la energética, Criteria, ya abrió la puerta a la inversión de otros dos fondos (el estadounidense GIP y el británico CVC) hace unos años, concretamente en 2016 y en 2018.

En los bandos del sí y del no, aún no se puede colocar a la vicepresidenta cuarta y ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, que sigue ‘deshojando la margarita’

Por su parte, el aparato político de Moncloa que dirige Iván Redondo opta por el no ante la oferta de IFM, pues no ve bien que haya manos foráneas en empresas estratégicas. Además, los miembros de Unidas Podemos también rechazan la oferta, pues han defendido en más de una ocasión su deseo de crear una empresa energética pública y de meter en vereda a las compañías del Ibex.

Y en estos dos bandos a día de hoy no se puede colocar a la vicepresidenta cuarta y ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, que sigue deshojando la margarita, pese a que la energía forma parte de su cartera. Y no se ha pronunciado sobre una oferta que es generosa en importe (5.060 millones de euros)... y en publicidad, sólo dijo hace unas semanas que era prematuro para valorarla. 

Alguien podría pensar que el Gobierno podría dar un sí con condiciones para evitar que ocurra lo mismo que paso en Endesa (hoy propiedad al 70% de la italiana Enel), pero en el caso de la oferta de IFM no es una opa por el 100%, sino por el 22,689% de Naturgy. Esto último obliga al Gobierno a decir sí sin condiciones o a dar un no. Y los técnicos del Ministerio de Industria, que tienen hasta septiembre para validar la oferta y trasladarla al Consejo de Ministros, acortarán el plazo para facilitar el debate interno del Ejecutivo, según Vozpópuli.

Y por último, conviene recordar que otro gobierno socialista, el de José Luis Rodríguez Zapatero, aprobó la OPA sobre Endesa por parte de Enel… y años después hubo curiosas puertas giratorias: los vicepresidentes económicos de los dos gobiernos de ZP, Pedro Solbes y Elena Salgado, fueron nombrados consejeros de Enel y de la filial Chilectra, respectivamente, aunque actualmente ya no ocupan dichos sillones. Con estos antecedentes, si al final IFM logra el sí del Gobierno Sánchez, no sería de extrañar que Calviño… y quizá Ribera… pudieran acabar como consejeras del fondo australiano.

Todo esto en vísperas de que Naturgy celebre su Junta de Accionistas el próximo martes día 9.