El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, presume de relajar los objetivos de déficit de todo el país, pero lo que vende como ‘muestra de generosidad’ sólo refleja que España no va bien. Y es que su política económica se puede resumir como más impuestos, más gastos y más déficit, una tricefalia basada en el dinero público, es decir, en ese cheque en blanco que los ciudadanos damos a los políticos y que es la gran mentira de nuestro tiempo.

En este escenario, en la tarde de este jueves, se celebra el primer Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF) de la ‘era Sánchez’ sin Cataluña, como ocurrió en el último que se celebró con el Ejecutivo Rajoy. Parece que la relajación de la tensión entre Gobierno y Generalitat, tras la cita entre Sánchez y Quim Torra, aún no da para tanta cortesía.

La Generalitat prefiere la comisión bilateral de asuntos económicos con el Gobierno... O sea, trato de favor

El vicepresident y conseller de Economía y Hacienda, Pere Aragonès, plantará a las ministras de Hacienda, María Jesús Montero, y de Política Territorial y Función Pública, Meritxell Batet. Así lo ha comunicado en una carta, de la que se ha hecho eco La Vanguardia, y en la que tutea a la titular de las arcas pública. ¿La razón de su ausencia? Sencilla, Aragonés prefiere la comisión bilateral de asuntos económicos entre Govern y Gobierno, en lugar del CPFF con las otras 16 autonomías del país, y pide que esta se reúna lo antes posible. Por tanto, espera trato de favor.

Y todo ello, a pesar de que Sánchez ya ha anunciado un ‘regalo’ de 2.400 millones de euros a las autonomías. Es decir, todas (incluida Cataluña) podrán gastar más dinero público porque el presidente les ha rebajado dos décimas el objetivo de déficit para el próximo año: pasando del 0,1% del PIB previsto al 0,3%. Veremos qué sucede con los de 2020 y 2021… ya nada sería de extrañar.

Parece 'Sánchez, el blando': relaja objetivos de déficit, incluidos los de autonomías. Y encima, gastará más: el 'techo de gasto' será superior

Una cita con las autonomías para fijar objetivos de déficit y de deuda que no es baladí: es paso previo, al igual que establecer los de los ayuntamientos, para aprobar el límite de gasto público. Es decir, el famoso ‘techo de gasto’, que será superior al de 2018 (119.834 millones), según ha adelantado la ministra Montero. Parece que Sánchez podría empezar a ser calificado como ‘Sánchez, el blando’… aunque a Bruselas puede no hacerle demasiada gracia.