Pedro Sánchez no se pegó a Pablo Iglesias porque le cayera simpático. Es más, no le soporta. Le parece un engreído peligroso -una opinión que causará extrañeza en muchos- pero vio que era el único camino si no quería humillarse ante la derecha. Y menudo es él como para humillarse ante nadie.

Pero ahora le ha cogido el gusto. Ha aprendido, o eso cree él, a controlar la ambición leninista de su vicepresidente y a utilizar sus desaires de proletario impertinente a favor del presidente, sensato, recto, europeo, aunque sea por contraposición a la cutrez del 15-M.

Sí, socialistas y comunistas y separatistas -tanto burgueses como proletarios- tiene algo en común: su cristofobia

Pero sobre, todo ha encontrado una filosofía común, un anti, que puede unir tanto como un pro: su anticristianismo.

Y no sólo eso, ha descubierto que una vez que encuentra ese bagaje común, la cristofobia, puede sumar más elementos y aislar más a la derecha.

Por eso busca no ya un tripartito sino un cuatripartito: PSOE-Podemos-ERC- PNV. El cuarto puede resultar más difícil porque los vascos saben que ser amigo es mejor que ser novios.

¿Cuánto durará Sanchez en el poder? Tanto como dure la crisis de que asola España

En resumen, Sánchez busca ahora un gobierno de coalición entre PSOE, Podemos, ERC… un anillo para unirlos a todos y atarlos en la contradicción: unidad de España pero con nación de naciones, igualdad con plena libertad, capitalismo de Estado, la contradicción en estado puro, bajo un paraguas que todo lo admite en su seno porque no significa absolutamente nada: progresismo.

Y en Cataluña, en paralelo, otro tripartito: PSC-En Comú Podem-ERC.

Y encima pasará a la prensa, que no a la historia, como el hombre que forjó la nueva España unida, nación de naciones.

La unidad de España es consecuencia de la fe cristiana de los españoles, no la revés

¿Y todo esto es posible? Pues será posible mientras enfrente tenga una derecha unitaria, pues esto es lo de menos, pero no será viable cuando enfrente tenga a unos españoles de fe probada. Porque la fe cristiana no es una consecuencia de la España unida. Es justo al revés: la España unida es la consecuencia lógica de una raíz común -la fe cristiana-. Otros países no son así, pero España no se entiende sin el catolicismo.

En definitiva Sánchez durará en Moncloa tanto como dure la crisis de la Iglesia en España, mientras España siga comportándose como la Gran Ramera.