Este jueves, Repsol ha presentado su nuevo plan estratégico 2021-2025. Entre otros aspectos, nace Repsol ‘utilities’ (dedicada a servicios minoristas, los que van al consumidor particular), una nueva unidad de negocio que se llamará Cliente, aglutinará varias áreas actuales y… que en un futuro no dirigirá María Victoria Zingoni. El nombre del responsable es una cuestión que aún está por decidir y sería lógico que fuera alguien de la casa.

Cliente agrupará las áreas de: Movilidad, GLP (incluidos butano y propano), Movilidad eléctrica, Comercialización de electricidad y gas, Soluciones energéticas y Lubricantes. La penúltima estaba hasta ahora dentro de Repsol Electricidad y Gas, negocio que preside Zingoni y que aunaba tanto la comercialización de luz y gas, como renovables, pero con el nuevo plan estratégico se dividirá, pues este define cuatro negocios: Upstream, Industrial (refino, química, biocombustibles, trading, mayorista de gas), Cliente y Generación baja de emisiones (tanto renovables como generación convencional baja en carbono).

Repsol acelerará su transición energética y será, principalmente, tres cosas: petrolera, industria y ‘utilitie’

Es cierto que en los dos años de Repsol Electricidad y Gas ha habido avances, pues ya tiene 1,1 millones de clientes, una cuota de mercado del 3% y ocupa la quinta posición del sector, pero también es cierto que a Zingoni le ha tocado un plato difícil, pues no se ganan clientes de un día para otro. Esta directiva argentina era la mejor candidata a ser la futura CEO de Repsol y, además de presidir Electricidad y Gas, actualmente es la directora general de dos áreas (Negocios Comerciales y Química). Cliente es una apuesta para liderar la oferta multienergía, para satisfacer cualquier necesidad energética y de movilidad de los clientes, que hoy superan los 24 millones, y que aportará 1.400 millones al Ebitda.

En su nuevo plan estratégico, Repsol apuesta fuerte por España, que acaparará el 42% de los 18.300 millones de euros en inversiones que se realizarán, es decir, 7.686 millones. Esto refuerza su apuesta por el empleo industrial, que “defenderemos con uñas y dientes”, ha subrayado el CEO, Josu Jon Imaz, en rueda de prensa, porque “vemos a las personas como activos”, y ha insistido en lo que afirmó hace poco más de un mes, cuando presentó algunos proyectos para sus refinerías. Entre ellos, Imaz ha destacado que planean aumentar la producción de biocombustibles a 1,3 millones de toneladas en 2025 y a más de 2 millones en 2030 y que ambicionan a ser líder en hidrógeno renovable en la Península Ibérica, alcanzando una producción equivalente a 400 megavatios (MW) en 2025 y superar los 1.200 MW en 2030.

Refuerza su apuesta por el empleo industrial, que “defenderemos con uñas y dientes”, subraya el CEO, Josu Jon Imaz, porque “vemos a las personas como activos”

Respecto a la generación baja de emisiones, Repsol estima que aportará 331 millones de euros al Ebitda en 2025, frente a los 40 millones de 2019, pues quiere alcanzar los 7.500 MW ese año y los 15.000 MW en 2030. Eso sí, no lo hará en solitario: planea dar entrada a un socio minoritario (lo que le permitirá hacer una desinversión de 1.400 millones) o incluso su salida a bolsa (ya saben, la táctica Villalonga -la suma de las partes vale más que el todo). Se prioriza el crecimiento orgánico y la máxima de la energética pasa por una rentabilidad de doble dígito, “algo que es más difícil cuando se compra un activo en operación”, ha afirmado Imaz, aunque no es incompatible con la compra de pequeñas plataformas. Además, no descarta acudir a las subastas de renovables en España, aunque habrá que “conocer cómo será el mecanismo exacto” y aumentará en 1.000 MW la capacidad de la central de bombeo de Aguayo, que será la mayor inversión de la historia en Cantabria (unos 700 millones).

Con el nuevo plan estratégico 2021-2025, Repsol espera incrementar el Ebitda, desde los 3.800 millones que estima para este año a 6.200 millones en 2022, en línea con el de 2019, y a 8.200 millones en 2025. Por su parte, el resultado neto ajustado pasará de los 300 millones previstos para este año a 1.500 millones en 2022, recuperando el nivel de 2019. Asimismo, habrá una fuerte generación de caja libre gracias a la contribución de tres de los cuatro negocios (el de renovables restará 2.300 millones por su desarrollo); la deuda neta se mantendrá estable, es decir, no subirá y el apalancamiento (deuda neta más patrimonio) será del 25% en el periodo 2021-2025. Conviene recordar que este año, en el que debido a la pandemia del Covid-19 se ha puesto en marcha el Plan de Resiliencia, con ahorros de 2.400 millones, Repsol ha tenido desapalancamiento, mientras que sus competidores europeos (BP, Eni, Equinor, OMV, Shell y Total) han subido su endeudamiento un 4% de media.

Generará caja, la deuda neta se mantendrá estable, es decir, no subirá y el apalancamiento será del 25% en el periodo 2021-2025

La energética que preside Antonio Brufau no sólo espera más beneficios con la nueva estrategia, sino también una buena remuneración al accionista. Este año abandonará el scrip dividend y desde 2021 optará por un dividendo en efectivo, que complementará con recompra de acciones, pero al mercado no le basta, porque la cotización baja más de un 3% (en concreto, un 3,48%, siendo la tercera mayor caída del Ibex, tras las del Banco Sabadell e IAG). Una cotización afectada por el Covid-19 y las restricciones a la movilidad, pues hace un año estaba en torno a los 13 euros y ahora algo por encima de los 8 euros, y que Imaz se queja de que no refleja el valor de la compañía. El dividendo en efectivo tendrá como base los 0,60 euros y aumentará en 0,05 euros al año entre 2023 y 2025. Además, Repsol asignará entre 1.400 millones y 2.000 millones de caja a las recompras de acciones, algo que en circunstancias normales bastaría para mejorar la cotización, pero ahora no: supone amortizar entre un 10,9% y un 15,6% de la capitalización (unos 12.800 millones), por lo que el mercado aún cree que el dividendo tendría más margen de subida.

retribución al accionista

La energética considera que “el petróleo va a seguir existiendo”, pues “en 2050 el 50% o más se utilizará para usos que no generan CO2”, ha afirmado Imaz, que también apuesta por el gas como “una energía clave en la transición”. En exploración, la energética ha bajado la intensidad dado que ahora son proyectos de ciclo más corto y está más focalizada (destacando Alaska, golfo de México, Guayana, Brasil e Indonesia), asimismo ha reducido su exposición financiera en Venezuela, pero quiere seguir allí porque son activos con oportunidades y el plan también es continuar en Libia, donde desde octubre se está produciendo con normalidad.

Impuesto al diesel: Repsol gana la batalla, pues tiene menos emisiones de CO2 que la gasolina. La vicepresidenta Ribera pierde 

Por último, respecto a la imputación de Rafael Araujo, Imaz ha señalado que tienen “absoluta confianza en la justicia y de que no ha existido conducta inapropiada de empleados de Repsol”. Que conste que el juez García-Castellón ha imputado al exjefe de Seguridad de la energética y a Miguel Ángel Fernández Rancaño (ex jefe de Seguridad de Caixabank) por contratar a Villarejo para espiar a Luis del Rivero, lo mismo por lo que ha imputado a Julio Corrochano (ex jefe de Seguridad del BBVA), al expresidente del banco Francisco González y a BBVA como persona jurídica. No se sabe si va a pasar algo más en este caso, pero hay que ser prudente.

Y al hilo de subir el impuesto al diesel, algo en lo que el Gobierno ha vuelto a recular a cambio del apoyo del PNV a los Presupuestos, Imaz ha subrayado que “el diesel en emisiones de CO2 es más eficiente que la gasolina” y que en la apuesta por la descarbonización “no hay motivo para una penalización añadida al diesel”. Es más, en nuestro país, el problema de las emisiones del diesel tiene que ver con la antigüedad del parque automovilístico, que ha aumentado tras la anterior crisis económica y que subirá en la crisis del coronavirus, por lo que hay que apostar por la renovación del parque.