Primero, la noticia: el juez de la Audiencia Nacional, Manuel García-Castellón, ha imputado (ahora son investigados) a Rafael Araujo y a Miguel Ángel Fernández Rancaño, exjefes de seguridad de Repsol y Caixabank, respectivamente, por contratar los servicios de Cenyt, la empresa del ex comisario Villarejo para, presuntamente, espiar a Luis del Rivero, expresidente de Sacyr Vallehermoso, que quería hacerse con el control de la petrolera.

Al parecer, el magistrado está aprovechando el caso Villarejo-BBVA para acabar con los jefes de seguridad del Ibex, muchos de los cuales fueron policías o miembros del CNI.

Porque, ¿cuál es el nexo de unión entre el caso Villarejo-FG y el caso Villarejo-Brufau? Luis del Rivero, expresidente de Sacyr Vallehermoso, que en 2004 intentó hacerse con el control del banco y en 2011 y 2012 intentó, con la ayuda de la mexicana Pemex, lo mismo con Repsol.

Lo que está claro es que fue una época en la que los jefes de seguridad de las empresas del Ibex gozaban de un poder inmenso y podían acceder a información muy sensible.

El patrón se repite: un expolicía, jefe de seguridad de una empresa del Ibex, contrata los servicios de José Manuel Villarejo, excomisario, para espiar a un directivo que pretende hacerse con el control de la empresa. Todo presunto hasta que no se demuestre lo contrario, naturalmente.

Lo cierto es que los jefes de seguridad han pasado de ser factores de seguridad a factores de inestabilidad.