Las aguas andan bastante revueltas en Moncloa, donde hay cabreo con la ministra de Transición Ecológica en funciones, Teresa Ribera, y con el CEO de Endesa, José Bogas. El motivo no es otro que el anuncio del cierre de las centrales térmicas de carbón de As Pontes y de Litoral en plena campaña electoral del 10-N.

Como saben, Iván Redondo, el gran asesor de Pedro Sánchez, no comparte el arrogante optimismo de otros miembros del Gabinete de cara a las próximas elecciones generales. Por eso no entiende cómo es posible que Ribera no hubiera previsto que Endesa anunciara el cierre de estas dos térmicas. Y recuerden que no es la primera vez que tira de las orejas a la ministra más verde del Gabinete Sánchez: ya lo hizo en la anterior campaña electoral (la de las elecciones del 28-A) por lanzar la guerra contra el diésel.

Redondo no comparte el arrogante optimismo de otros miembros del Gabinete Sánchez de cara al 10-N

Claro que el cabreo con Bogas tampoco es baladí. Al cierre de As Pontes y Litoral, se suma el hecho de que hace casi un mes, el CEO de Endesa recordó que “la energía en España no es barata” y habría que hacer cambios dado que se pretende la electrificación de la economía, y también reclamó que “la transición sea justa”. Además, a mediados de abril, auguró problemas por el cierre de las nucleares acordado, al que enmarcó en un conjunto de decisiones que “serán efectivas en 12 o 15 años y no pueden estar escritas en piedra”, fiando todo a la revisión del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) en 2023, para volver a adaptarlo tras “monitorizar los avances”.

Como posible solución al cierre de As Pontes, los trabajadores han propuesto que se sustituya el carbón por biomasa y otros residuos, pero Endesa afirma que no es viable. Conviene recordar que hay un precedente: la antigua central de Elcogas (propiedad de Endesa, Iberdrola, EDF y EDP), que tenía una potencia instalada de 335 megavatios (MW) y que curiosamente presidió Bogas.

Los trabajadores de As Pontes proponen sustituir el carbón por biomasa, pero Endesa dice que no es viable pese a que haya un precedente (Elcogas), eso sí de menor tamaño

Cuando en julio de 2014, esta central situada en Puertollano (Ciudad Real) anunció graves pérdidas y su intención de cierre, el Gobierno -entonces del PP- pidió que se convirtiera en biomasa y estaba dispuesto a aportar una inversión de entre 15 y 20 millones de euros anuales en cuatro años (cifra que según el entonces secretario de Estado de Energía, Alberto Nadal, se elevaba a 27 millones anuales durante un lustro). Pero Elcogas quería que le dieran una retribución especial para la biomasa similar a la que tenían las renovables y finalmente, al obtener el ‘no’ del Gobierno Rajoy, cerró la central. Más tarde, esta sería vendida a Ence para producir biomasa: ha sido rebautizada como Biollano y producirá 50 MW, pero aún está en construcción.

Dado este precedente, a simple vista, la biomasa no parece una solución para As Pontes ni tampoco para Litoral: Elcogas tenía 335 MW de capacidad y pasaría a 50 MW, pero la térmica coruñesa tiene 1.469 MW y la almeriense, 1.159 MW. Paralelamente, no se puede olvidar la hipocresía de la ministra de Transición Ecológica en funciones: no le gusta el carbón, pero ha recibido a una delegación de As Pontes y les ha ofrecido su colaboración. El alcalde socialista de As Pontes, Valentín González Formoso, habló del “compromiso” de Endesa para estudiar si es viable mantener la planta con biocombustibles, tema en el que también participarán el Instituto para el Ahorro y la Diversificación Energética (IDAE) y universidades gallegas. Además, la compañía también estaría dispuesta a invertir unos 1.600 millones en energía eólica en dicha región para construir 1.500 MW nuevos en esta tecnología. 

Según  Endesa, As Pontes sólo está preparada para producir un 10% de biomasa forestal y un 5% de lodos, pero se generaría un déficit de 10€/MW

Y es que según los cálculos de Endesa, la central de As Pontes sólo está preparada para producir un 10% de biomasa forestal y un 5% de lodos de depuradoras. En caso de que esto se hiciera, los costes variables se reducirían entre 3 y 6 euros por cada megavatio (MW), pero se generaría un déficit de 10 €/MW y no habría posibilidad de recuperar los costes fijos ni de recibir los pagos por capacidad al tratarse de una producción pequeña. En resumen, las cuentas no saldrían, o sea, no sería viable.