• Para Faria de Oliveira, presidente de la APB, supone "una gran carga para el sistema bancario portugués".
  • Y no es para menos: el fondo Lone Star paga 1.000 millones por un banco que costó 4.900 recapitalizar.
  • Es una parte del problema. La otra es el segundo rescate para salvar Caixa Geral de Depósitos.
  • El Gobierno tiene luz verde a para inyectar 3.900 millones de fondos públicos.
La banca portuguesa está en los últimos puestos de la banca europea, en términos de rentabilidad y eficiencia (ROE y ROA), según los datos del BCE. En el epicentro del problema están Caixa Geral de Depósitos -Bruselas ya dio luz verde a una inyección pública de 3.900 millones- y Novo Banco, la entidad creada en agosto de 2014 con los activos sanos de Banco Espirito Santo (BES). Entre un segundo rescate y una mala venta. Ese es el resumen. Y de ahí la lógica preocupación, no sólo del BCE, sino de la propia patronal bancaria, como ha puesto de relieve su presidente, Fernando Faria de Oliveira, entrevistado ayer por Diário de Notícias y TSF. Dicho sea todo, a la banca española -Bankinter o Santander, por ejemplo- no les va mal en el país, al mismo tiempo que Caixabank sigue adelante con la reorganización del BPI tras la OPA y el 84,51% del capital. A las dos cuestiones ha contestado el presidente de la Asociación Portuguesa de Bancos (APB). La presencia del capital español no preocupa al sector, básicamente porque conoce el sistema bancario en España y "valora su forma de actuar". Pero no ocurre lo mismo respecto a la venta de Novo Banco, que sí preocupa y mucho, aunque sea un "mal menor". Y no es para menos, si tenemos en cuenta que la entidad fue recapitalizada con 4.900 millones pero el fondo de inversión Lone Star se hace con él por 1.000 millones. La operación no se ha cerrado todavía, aunque el pacto dibuja que se quede con el 75%, tras una inyección de 750 millones y 250 millones en tres años. El Estado mantendría un 25%, a través de Fondo de Resolución Bancaria, que controla ahora la entidad. Claro que la otra opción no es otra que la liquidación porque nadie ha ofrecido más. Con todo, Faria de Oliveira lo tiene claro: "Es un mal menor y una gran carga para el sistema bancario". Rafael Esparza