La verdad es que el corresponsal de la TV holandesa (NPO), fiel al espíritu de los Países Bajos, se subió a la tarima y empezó a dar lecciones. En cualquier caso, con su pregunta, formulada a primeras horas de la tarde del domingo, en rueda de prensa telemática, los ministros portavoz, María Jesús Montero y Sanidad, Salvador Illa, el naranja consiguió encabronar a Illa.

Aseguraba el discípulo de Mark Rutte que en Holanda se había impuesto un “confinamiento inteligente”. Es decir, que cada holandés decidía si salía de casa o no. Y la verdad es que las cifras de víctimas del coronavirus en Holanda son muy buenas mientras que las nuestras son desastrosas.

Entonces, don Salvador montó en cólera y le respondió que a los españoles nadie nos daba lecciones de civismo.

Es lo que se dice ‘una persona, dos realidades’: el corresponsal de Países Bajos se comportó como un pedante insufrible pero tenía toda la razón.

Como ya hemos referido en Hispanidadla última vez hoy mismo- los dos países que han castigado a sus ciudadanos con arrestos domiciliarios más duros, esto es, España e Italia, encabezan la clasificación europea y mundial (lo de Bélgica se debe a otro método de cálculo) de infectados y de fallecidos por coronavirus. Es decir, que el confinamiento duro ha sido un fracaso.

¿El peligro de dictadura en España, de que nuestro país se convierta en una nueva Venezuela es próximo? Pues sí me temo que es próximo

Que había que intentar que no se propagara el virus, sí, pero que la intención del Gobierno Sánchez-Iglesias consistía desde un principio en aprovechar el coronavirus para imponer el comunismo… también. Si no el comunismo, sobre todo en el caso de Sánchez, sí la tiranía… bajo su mando. Si algo le molesta a don Pedro es que alguien le menosprecie o, simplemente, que se le lleve la contraria.

Y así es como, hoy domingo 3 abril, tras felicitar a las madres de todo el mundo mundial, y tras reconocer el  valor de la libertad de prensa, la misma que ella está limitando cada día, la titular de Hacienda, María Jesús Montero, y el titular de Sanidad, Salvador Illa, han seguido el mismo camino iniciado por el gran hombre, un día antes: una macedonia de estado e alarma, confinamiento duro y ayudas a los damnificados por su propio confinamiento para que no se queden atrás, como los marines.

Y usted, lector, se preguntará qué tiene que ver lo primero con lo segundo y lo segundo con lo tercero… y éste con el primero y así sucesivamente. Y se responderá: nada. Es lo mismo que le respondo yo. Pero, para Sánchez, es necesario el encierro: luchar contra el virus precisa del Estado de alarma (¿Seguro?), lo cual significa el encierro colectivo ¿Seguro? Y para que nadie se quede atrás y comenzar a repartir subsidios se necesita el estado de alarma. ¿Seguro?

De esta forma, Montero e Illa profirieron -con enorme humildad- una mentira y una amenaza. La mentira es que el confinamiento ha resultado exitoso frente al virus. La segunda, la amenaza: cuidado, Pablo Casado, como no me renueves la tercera prórroga del estado de alarma serás culpable de muchas muertes por coronavirus. Asesino más que asesino.

Por eso, con la ‘humildad’ que le caracteriza, Sánchez repite que no hay plan B. Me lo apruebas o me lo apruebas, Casado.

Son muchos los españoles que se han convertido, por miedo a la muerte, en delatores de sus vecinos

Y además, hoy, domingo 3 de mayo, octava cumbre con presidentes autonómicos. Les he regalado 16.000 millones de euros y los Torra, Urkullu, Feijóo, Moreno y compañía se han quedado de lo más contentos, convertidos en aliados de Sánchez y enemigos de sus propios jefes de filas.

Y la ministra María Jesús Montero (‘Marisú) que siempre dice la verdad -¡Oh sí!-, nada más que la verdad pero no toda la verdad, nos explicó el procedimiento. Lo único que se guardó es que ese dinero que tan generosamente otorgaba Sánchez a los autonomías sale de donde siempre: de la deuda pública que pagaremos todos los españoles, seamos catalanes madrileños gallegos o murcianos. ¡Pero qué generoso es Sánchez!

O sea que Casado -“un hombre sin épica”, como diría el poderoso Iván Redondo- cederá nuevamente y hará bueno que la cuestión no es acabar con el coronavirus sino decidir quién manda en España.

Recuerden lo de Alicia en el país de las Maravillas: lo importante es decidir quién manda. Manda Sánchez. Bueno, y Pablo Iglesias. Y para ello, Sánchez e Iglesias necesitan de un confinamiento permanente, porque es la perola donde la persona aprende a obedecer órdenes, y es también…. Aquello por lo que España se ha convertido en un país de delatores. Muchos españoles -vergüenza- se han convertido en los más eficaces colaboradores de este nuevo poder… que no acepta compartir con nadie. Poder omnímodo, totalitario.

La pregunta es por qué tantos españoles, bobaliconamente, colaboran con esa tenebrosa apuesta por la tiranía de don Pedro Sánchez Pérez-Castejón. Pues por miedo. Tienen miedo a la muerte por coronavirus y están dispuestos a obedecer cualquier orden por idiota y radical que resulte. Sí Juan Español sufre síndrome de Estocolmo con Sánchez, el hombre que (¡Ay qué risa Tía Felisa!) le va  salvar del malvado coronavirus. Y el miedo y la histeria son malos consejeros.

El periodista holandés era un pedante insufrible… como buen holandés, pero esta vez me temo que tenía razón. No hacía falta un confinamiento tan liberticida. No es más que un ensayo con fuego real para que Sánchez se convierta en el tirano que siempre ha pretendido ser, para convertir a España en una dictadura progre-bolivariana.

¿El peligro de dictadura en España, de que nuestro país se convierta en una nueva Venezuela es próximo? Pues sí, me temo que es próximo. ¿Cómo creer eso? Pues porque con muchos españoles –insisto, por puro terror- que están dispuestos a actuar como chivatos del vecino y hasta solicitan confinamiento más duros. Es decir, confinamientos aún menos inteligentes: renuncian a su libertad por una seguridad que, encima, no es tal. Puro síndrome de Estocolmo respecto a la Moncloa.

¿Aunque ese confinamiento y esa reducción de movilidad atente contra nuestros derechos fundamentales y, encima, nos esté llevando a la ruina? Pues si, aun así. Vivimos en el pánico a la muerte.

Dicho se en el Día Mundial de la Libertad de prensa… que dijo Marisú.