Comienza para el mercado el rally de otoño en el que el mercado va a pulsar, de forma real, la situación económica de las principales sociedades del Ibex. Van por delante, como si se hubiesen conjurado los astros, las compañías de los dos sectores que en las últimas semanas copan las portadas de la prensa salmón por motivos ajenos a su gestión económica: los bancos por la sentencia-interruptus del Tribunal Supremo sobre los impuestos de la hipotecas y las eléctricas, como Iberdrola, este miércoles, sumidas ya desde hace algún tiempo en un círculo casi infernal y en el punto de mira del Gobierno, necesitado del apoyo los populistas lila-verdes, Podemos.

La eléctrica que preside Ignacio Galán arrastra desde enero unos resultados sustancialmente inferiores a los de 2017, como se observa en los últimos, hasta septiembre (en el documento adjunto). El beneficio neto, en concreto, ha sido de 2.090,9 millones de euros (M€), 325,7 menos que en el pasado ejercicio (-13,5%).

Crece en redes, renovables y generación (393,1 millones), pero cae en otros negocios (-251,6) y por extraordinarios y ajustes (-847,8)

Por negocios, el resultado crece en redes, renovables, de forma más importante en generación y clientela, hasta 393,1 M€, pero en otros negocios cae (-251,6M€) y en extraordinarios de corporación y ajustes, también (-847,8M€). Ahí están las razones del pobre resultado, que puede estar viendo una luz de recuperación ya que el tercer trimestre es el primero, que, aunque solo sea por 10,4M€ supera el resultado del anterior ejercicio.

Algunos de los extraordinarios que han afectado al resultado son la fusión de Siemens Gamesa (-255M€), la reorganización corporativa de la brasileña Neoenergia (-520M€) y la revisión de los precios en el contrato de Gas España (-106M€). Frente a los resultados no recurrentes del año pasado, que fueron de 759,3M€, los de 2018 quedan en 22,6M€.

El último trimestre es el único del año en que se ve algo de luz para la recuperación, aunque sólo sea por 10,4 millones

Los gastos operativos, mientras, crecieron un 10,7%, los tributos un 4,4% y el Ebitda, un 22,5%. Otra de las consecuencias de la integración de Neoenergia se mide en la mayor parte del incremento del resultado financiero negativo, 172M€. El resto, hasta 224,4M€, se debe principalmente a la aplicación de la IFRS 9 y al incremento del coste de la deuda, en 32 puntos básico.

La deuda neta se sitúa en 34.379M€, y el ratio FFO/deuda neta crece hasta el 21% (+1,1%), lo que está obligando a la compañía a realizar desinversiones por valor de 1.200M€ para poder lograr los objetivos de ratios al final de 2018. Una consecuencia de la situación actual de la deuda es el continuo incremento del ratio de apalancamiento, que en septiembre se situó en un 44,5%.

La presión de Podemos sobre Sánchez provocará regulaciones más restrictivas para las eléctricas

El mercado sigue expectante por la evolución de la compañía, que como hemos visto, sin los ingresos extraordinarios y con su filial estrella Neoenergia -que ha multiplicado por cuatro su beneficio-, mantiene importantes crecimientos en su cifra de negocios, pero se ve incapaz de que el beneficio neto -al final, lo que realmente importa- sea capaz de mostrar una fortaleza que se transforme en dividendos (lo que busca el inversor). En el comunicado del grupo, reafirma sus prvisiones y confirma la retribución a cuenta al accionista (0,14 euros brutos por acción), que se materializará en febrero de 2019.

Mientras, en la parte política vivimos en horas de incertidumbre. Si el Gobierno es capaz de pasar la cita de los Presupuestos, el precio del peaje puede incluir regulaciones más restrictivas para las eléctricas. Los populistas morados tienen su punto de mira en este sector, que es donde más colocaciones de políticos por puertas giratorias se producen. ¿Será que ellos, con su pureza, están intentando entrar en la rueda de colocaciones?