Surgió la sorpresa: tras debatir durante más de 15 horas, se supone que acaloradamente, la sala de lo Contencioso-administrativo del Tribunal Supremo que el Impuesto sobre Actos Jurídicos Documentados (IAJD) no lo pagarán los bancos, sino el cliente. Para hacerse una idea de lo sorpresiva que ha resultado la decisión, solo hay que señalar que, por la mañana, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha dado por buena la tesis contraria e incluso ha cifrado en 5.000 millones de euros lo que tendrían que abonar las entidades financieras de haber retroactividad de cuatro años.

Pues bien, el Tribunal Supremo ha decidido justamente lo contrario, 15 contra 13. Ha ganado la banca y será el cliente el que tenga que pagar el susodicho impuesto. Gana la banca, pierde el cliente y ni gana ni pierde quien siempre gana: la Agencia Tributaria o, si lo prefieren, el destinatario final de este impuesto concreto que eran las comunidades autónomas.

El fallo definitivo se conocerá a lo largo de los próximos días donde sabremos cuáles son los fundamentos de derecho y los argumentos del Alto Tribunal que justifican este dictamen.

En cualquier caso, podemos asegurarles que no pasará de inadvertido. Por de pronto, Pablo Iglesias, mezclando las churras con las merinas, ha llamado a expresar la rabia mediante la movilización. Ya nos tememos a qué tipo de movilización se refiere don Pablo.