La directora general de Google España, Fuencisla Clemares, vende bien, incluso la gran mentira de la inteligencia artificial (IA). Ante un grupo de periodistas, el miércoles, en Santander, explicó que la nueva revolución digital (si es digital siempre ha de ser revolucionario) es la inteligencia artificial (IA), la nueva mentira de la aplastante realidad del mundo electrónico.

Para Clemares, la IA son dos cosas: reconocimiento de voz y el “machine learning”, las máquinas que aprenden solas porque son ‘inteligentes’.

Google vende IA. Pero si es inteligente no es artificial y si es artificial no es inteligente

Y esto es bello e instructivo, porque nos permite sacar un montón de conclusiones:

1. En efecto, el futuro digital tiende a que no haya búsquedas sino órdenes orales. El reconocimiento de voz es un invento clave en el mundo electrónico porque hace la vida más cómoda: si lo digital triunfa es porque nos lo pone todo fácil.

2. Pero la “marchine learning” constituye otro de esos personajes de ficción de la revolución digital. La máquina no piensa ni pensará jamás. El único pensamiento que existe es el pensamiento deductivo, que consiste en la búsqueda de la causa de los procesos, no de las consecuencias. Esto último, es decir, el pensamiento inductivo, lo tenemos en común con animales y máquinas.

3. Pensar es originalidad de pensamiento. La máquinas no aprenden por sí solas. La máquina sólo repite lo que un hombre le haya introducido. Eso sí: lo repite sin errores y más rápido. Incluso cuando pasa de una ecuación simple a otra compleja, no hace más que desarrollar la primera. Eso sí, insisto, -por eso nos asombra tanto- lo hace mejor y más rápido que el hombre.

4. Cosa distinta es que la máquina de Google pueda llegar a ser más poderosa que el hombre, incluso que se rebele contra él. Lógico, pero ¿quién ha dicho que la inteligencia lleve al poder? El tirano suele caracterizarse por su orgullo y su astucia, no por su sabiduría.

5. Lo que distingue al ser humano, por tanto, a la razón, es realizar juicios de valor, esto es, juicios críticos. Nuevamente, aquí la IA sólo puede hacer un remedo de lo que un hombre le haya introducido antes.

Toda la tecnología, del que la revolución digital es buen ejemplo, gira alrededor del mismo principio ético primario que se resume así: “una cosa es lo que es y otra lo que debe ser”.

Google es especialista en no aplicar este principio que, no nos engañemos, constituye la raíz del éxito en el mundo capitalista. Y la consecuencia de todo ello es que lo digital, también la llamada IA, ofrece comodidad pero fomenta la impaciencia y, aunque parezca mentira, la incomunicación.

Si por IA entendemos el reconocimiento de voz, estupendo; si entendemos que las máquinas aprenden, es falso

6. El punto en el que Fuencisla Clemares, la responsable de Google España, asegura que defiende a la prensa y que Google colabora con los medios informativos. La verdad es que Google no crea información, la plagia de los medios y se lleva las ganancias publicitarias, el copyright. Por mucho que se empeñe Fuencisla Clemares, Google es el gran enemigo de la prensa libre. Simplemente, le ha arrebatado el sustento, en beneficio propio. Los mayores ingresos de Google vienen de la publicidad que le proporciona la información que arrebata a los medios informativos. 

Porque Google no crea, copia, verdad cuasi evidente que Fuencisla, y todos los directivos Google niegan con denuedo: mienten.