Fiat Chrysler Automobiles (FCA) y Renault podrían proceder a una fusión, la primera que puede estar motivada por el coche eléctrico. La noticia ha provocado que ambas empresas se dispararan en bolsa a lo largo de la jornada, cerrando con alzas superiores al 8% y al 12%, respectivamente.

La tendencia de consolidación no es nueva en el sector del motor, donde ya hay unas cuantas alianzas: Renault-Nissan-Mitsubishi, Ford-Volkswagen para desarrollar vehículos nuevos y BMW-Daimler con una empresa de servicios de carga y viajes compartidos. Asimismo, no hay que olvidar que a principios de mes, FCA completó la venta de Magneti Marelli a la japonesa Calsonic Kansei Corporation). Los analistas del Banco Sabadell consideran que la operación de fusión se debe a la transición al vehículo eléctrico, donde FCA lleva retraso, y a la eventual entrada de Renault en el mercado de camiones en EEUU. 

La familia italiana de los Agnelli se casaría con el Gobierno francés, que es dueño del 15% de Renault y ve con buenos ojos la operación que podría desplazar a los japoneses de Nissan para reparar su orgullo herido tras el ‘caso Ghosn’. Recuerden que la firma gala tiene un 43,5% de la japonesa y esta última, un 15% de la primera. La nueva compañía fusionada se repartiría al 50%, pues el fabricante italo-estadounidense FCA vale en bolsa 19.270 millones y Renault, 16.650 millones. Pero ojo al patriotismo francés... la sede del que podría ser el tercer mayor fabricante (tras Volkswagen y Toyota) estaría en Holanda… un paraíso fiscal europeo. 

FCA y Renault calcula que se ahorrarían 5.000 millones de euros en sinergias y que no se cerraría ninguna fábrica. ¿A que no? El Gobierno francés y el italiano aplauden la fusión y barren para casa: al galo le parece bien si es tavorable al desarrollo económico de Renault y de sus empleados, y al vicepresidente italiano, Matteo Salvini, si es buena para Fiat. Veremos en qué queda.