Michael Shellenberger, experto mundial en clima, ha escrito un libro titulado 'Apocalypse Never' en el que pide perdón “por el miedo climático que hemos creado en estos últimos treinta años”.

Shellenberger publicó el pasado 30 de junio en la revista online Quillete lo que sería un resumen de las ideas principales del libro.  

“En nombre de los ambientalistas de todas partes, me gustaría disculparme formalmente por el susto climático que hemos creado en los últimos 30 años. El cambio climático está sucediendo. Simplemente no es el fin del mundo. Ni siquiera es nuestro problema ambiental más grave”, señala el experto en el citado artículo. “Después de todo, soy tan culpable de alarmismo como cualquier otro ambientalista. Durante años, me referí al cambio climático como una amenaza ‘existencial’ para la civilización humana, y lo llamé una ‘crisis’”.

“Pero principalmente estaba asustado. Me quedé callado sobre la campaña de desinformación climática porque tenía miedo de perder amigos y fondos. Las pocas veces que reuní el coraje para defender la ciencia del clima de aquellos que lo tergiversaron, sufrí graves consecuencias. Y, por lo tanto, me mantuve al margen e hice casi nada mientras mis compañeros ambientalistas aterrorizaban al público”, añade.

Las emisiones de carbono están disminuyendo en la mayoría de las naciones ricas y han disminuido en Gran Bretaña, Alemania y Francia desde mediados de la década de 1970

El ambientalista da una serie de datos que “pocas personas conocen”, pero que desmienten en parte los dogmas climáticos. Por ejemplo, que los humanos no están causando una "sexta extinción masiva”. Que el Amazonas no es "los pulmones del mundo”. Que el cambio climático no está empeorando los desastres naturales. Que los incendios han disminuido un 25% en todo el mundo desde 2003.  Que la cantidad de tierra que utilizamos para la carne, el mayor uso de la humanidad por la tierra, ha disminuido  en un área casi tan grande como Alaska. O que las emisiones de carbono están disminuyendo en la mayoría de las naciones ricas y han disminuido en Gran Bretaña, Alemania y Francia desde mediados de la década de 1970.

“En realidad, los hechos anteriores provienen de los mejores estudios científicos disponibles, incluidos los realizados o aceptados por el IPCC, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y Otros organismos científicos líderes”, explica Shellenberger.

Lo que le animó a este experto climático a dar un paso al frente y denunciar el alarmismo fue que “las cosas se salieron de control”, cuando la congresista de EEUU Alexandria Ocasio-Cortez dijo: "El mundo terminará en doce años si no abordamos el cambio climático". El grupo ambientalista más destacado de Gran Bretaña reclamó "El cambio climático mata a los niños". O cuando el  periodista verde más influyente del mundo, Bill McKibben, calificó el cambio climático como "el mayor desafío que los humanos han enfrentado" y dijo que "acabaría con las civilizaciones".

Los grupos motivados por creencias antihumanistas obligaron al Banco Mundial a dejar de tratar de acabar con la pobreza y, en cambio, hacer que la pobreza sea "sostenible"

“Como resultado, la mitad de las personas encuestadas en todo el mundo el año pasado dijeron que pensaban que el cambio climático extinguiría a la humanidad . Y en enero, uno de cada cinco niños británicos dijo a los encuestadores que tenían pesadillas sobre el cambio climático”.

Shellenberger señala que su libro “se basa en dos décadas de investigación y tres décadas de activismo ambiental. Con 400 páginas, con 100 de ellas notas finales, Apocalypse Never cubre el cambio climático, la deforestación, los desechos plásticos, la extinción de especies, la industrialización, la carne, la energía nuclear y las energías renovables”.

“En los últimos tres capítulos de ‘Apocalipsis Nunca’ expongo las motivaciones financieras, políticas e ideológicas. Los grupos ambientalistas han aceptado cientos de millones de dólares de los intereses de los combustibles fósiles. Los grupos motivados por creencias antihumanistas obligaron al Banco Mundial a dejar de tratar de acabar con la pobreza y, en cambio, hacer que la pobreza sea "sostenible". Y la ansiedad de estado, la depresión y la hostilidad hacia la civilización moderna están detrás de gran parte del alarmismo.

"La ideología detrás de la alarma ambiental, el maltusianismo, ha sido desacreditada repetidamente durante 200 años y, sin embargo, es más poderosa que nunca”, denuncia también en su obra.

“Espero que aceptes mis disculpas”, concluye Shellenberger.

Más claro, agua…