El CEO de Endesa, José Bogas, tiene un problema de okupas, pues los sindicalistas ya llevan nueve días de encierro en la sede central, situada en Madrid, como protesta para intentar desbloquear la negociación del V Convenio Colectivo, donde la principal traba ha sido el fin del descuento en la factura de luz para 26.000 empleados jubilados. Por el momento, parece que la llamada del director general de Personas y Organización, Andrea Lo Faso, no ha tenido efectos.

Eso sí, desde el sindicato UGT ha habido cierta respuesta. En concreto, el secretario general de la Federación de Industria, Construcción y Agro (UGT FICA), Pedro Hojas, ha aprovechado su visita a Baleares para dar su apoyo y solidaridad a los compañeros encerrados. Allí, ha advertido a Endesa “que los trabajadores van a ganar la batalla por un convenio justo y digno”, pues la Dirección “no puede seguir manteniendo ni un día más esta postura irracional e injusta, que precariza a sus trabajadores mientras obtiene cuantiosos beneficios en nuestro país”. Y eso es muy cierto: todo el mundo sabe que ENEL ha vaciado Endesa y lo seguirá haciendo.

El encierro indefinido en Madrid de los sindicalistas ya es secundado en otras muchas sedes de la compañía (Barcelona, Palma de Mallorca, Sevilla, A Coruña, Zaragoza y Canarias), así como en las plantas térmicas de As Pontes (A Coruña), Andorra (Teruel) y Carboneras (Almería). La secretaria general de UGT FICA Baleares, Sonia Saavedra, ha señalado que el conflicto se prolongará hasta que se reconduzcan las negociaciones, y crecerá gradualmente en intensidad mientras no haya una solución consensuada. 

Y encima, Pepe Bogas, al igual que la ministra de Transición Ecológica en funciones, Teresa Ribera, ha cabreado a Moncloa por anunciar el cierre de las térmicas de carbón en Galicia y Andalucía, en plena campaña electoral. Que una cosa es luchar por el planeta y otra perder las elecciones.