La petición a la CNMV de LetterOne para que autorice su oferta voluntaria por el Grupo DIA tiene distintas interpretaciones entre los expertos, por sus consecuencias, aunque hay una inquietud generalizada: el desenlace de la crisis galopante del grupo, dividido para más inri entre el accionista de referencia, Mikhail Fridman (29%) y el Consejo de Administración.

Todo es posible en ese escenario, también que la cadena entre, sí o sí, en concurso de acreedores, conducida a esa situación, paradójicamente, por el propio fondo del magnate ruso, según las fuentes consultadas por Hispanidad. En paralelo, los accionistas que permanecen en el capital están expuestos al desplome de los títulos en cualquier momento, por debajo incluso de los 0,50 euros, lo que no deja otra alternativa que acudir a la oferta. Dicho sea, tras la caída del 5% de este viernes (a 0,59, ocho céntimos por debajo de los 0,67 de la OPA), todo un aviso a navegantes.

El acuerdo con los bancos, el gran fleco pendiente, dejará en segundo lugar la ampliación o el final de la OPA

Las espadas de las partes siguen en alto, de momento, por las dos ampliaciones de capital propuestas para la Junta de Accionistas -de 600 (Consejo) o 500 millones (L1 Retail)-, pero quedarán en segundo plano una vez finalizada la OPA y la previsible toma de control de Fridman. Ojo, con el fleco pendiente de la negociación con los principales acreedores; léase, los bancos.

Sobre ese escenario, añaden las fuentes, lo más probable es que LetterOne rebaje su participación en DIA por debajo del 50%. Por un lado, evitaría que la banca le exija un pago de deuda tras el cambio de control del grupo. Por otro, con la cadena en concurso, las entidades financiaras tendrían que provisionar unos 1.000 millones.  

La entrada en concurso de DIA obligaría a la banca a fuertes provisiones, una baza del magnate ruso

No hay que olvidar que DIA deberá resolver el patrimonio negativo y la causa de disolución en la que se encuentra en los dos meses posteriores a la asamblea de accionistas.

Es significativo, en ese sentido, que entre las condiciones de LetterOne para un acuerdo con los bancos esté precisamente que renuncien a los derechos derivados de las cláusulas de cambio de control, aunque no estima necesario una reducción del principal de deuda. La banca se puede negar y, al mismo tiempo, de ese extremo depende mucho del dinero en juego para el fondo.

La ampliación de LetterOne, dicho sea, tienen todas las posibilidades, entre otras cosas, por la inmolación de los accionistas que plantea la del equipo directivo y que rechazan, no sólo Fridman; también Goldman Sachs (5,7%), la sindicatura de títulos del 3% y los minoritarios agrupados en la Asociación de Accionistas Defensores de Dia.

Los pequeños accionistas están atrapados, con una cotización que puede desplomarse en cualquier momento

En paralelo, tras el previsible éxito de la ampliación de L1 Retail, su participación en el capital podría superar holgadamente el 60%. Cambia el control de la sociedad, por tanto, lo que abre la vía a los bancos para exigir pago de deuda.

Pero si LetterOne se sitúa por debajo del 50% -el 49,5%, por ejemplo-, colocando el resto de títulos en el mercado, la situación cambia. Se quedaría en ese umbral, sin modificar de facto el control de la sociedad (tiene a Goldman). Y además con más herramientas para presionar a los bancos -como la mayoría en el Consejo de Administración- y plantearles una quita de deuda con la empresa en concurso.

Además de la renuncia a los bancos de los derechos que pudieran ejercer por el cambio de control, LetterOne añade otras condiciones previsibles para llegar a un acuerdo sobre la deuda, como alargar hasta marzo de 2023 las obligaciones de pago, además de nuevas líneas de liquidez, mejora en los intereses que aplica, y no utilizar los ingresos que pueda generar la venta de Clarel o Max Descuento.