Seguimos sin saber muchas cosas del coronavirus. Por ejemplo, si es conveniente que los recuperados, que han desarrollado anticuerpos, donen sangre para utilizarla como tratamiento en los infectados. Se comenzó a hacer en algunos hospitales hace unas semanas, pero sin resultados concluyentes, a la vista de la respuesta esquiva del doctor Simón a la pregunta de Hispanidad, en la rueda de prensa del Comité Técnico celebrada este martes.

Efectivamente, Fernando Simón, director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, ha reaparecido después de estar recluido en su casa por coronavirus. Está totalmente recuperado, y nos alegramos por ello, pero no podemos pasar por alto el que no haya contestado claramente a la pregunta de si es aconsejable que los curados donen sangre o no. Porque ese es uno de los problemas del Gobierno Sánchez y de sus expertos: no contestan a las cuestiones si eso implica, por ejemplo, admitir que no tienen ni idea.

Segunda derivada: este Gobierno, además de mentiroso y chapucero, es ignorante. Mientras en otros países del mundo centran su trabajo en encontrar la cura al Covid-19, en España estamos más preocupados por frenar el contagio. Sr. Presidente, el confinamiento evita la expansión del virus, pero no lo mata.

La rueda de prensa de este martes ha dado para mucho. Por ejemplo, ya sabemos que el Gobierno rechaza el pin parental en las escuelas, pero apoya el control parental en Internet, como ha explicado el jefe del Estado Mayor de la Guardia Civil, el general José Manuel Santiago (el pin parental no lo ha mencionado, naturalmente).

Dicho de otra manera: pin parental en las escuelas para que los padres controlen los contenidos de ideología de género, no, pero sí control parental para evitar que los niños lean noticias falsas. Curioso.

Entra en escena Pilar Allué, la comisaria principal de la Policía Nacional, persona económica con la verdad. Pilar no habla de vigilar Internet, ni de censura en la red, sino de monitorizar. Ya no nos vigilan, sino que nos monitorizan, y eso es muy tranquilizador, como pueden imaginar. Cuidado con dejar notas solicitando a un vecino sanitario o empleado de un súper que abandone su casa.

Además de un acto insolidario y cobarde, puede ser delito de odio, según Allué. Y el problema de estos delitos, auténtica aberración del derecho más elemental, es doble: el odio es indemostrable y, además, se revierte la carga de la prueba: el acusador no tiene que demostrar la culpabilidad del acusado, sino que es el acusado quien tiene que demostrar su inocencia. Y como el odio es indemostrable…