Coca-Cola ha anunciado la compra de la cadena de cafeterías británica Costa Coffee por 4.350 millones de euros. No es una adquisición cualquiera, sino la de la segunda mayor cadena de cafeterías del mundo, tras Starbucks, para impulsar su negocio de café. Además, refleja como a las grandes multinacionales ya no les basta con tener el oligopolio de la producción, también quieren dominar la distribución.

Costa fue fundada en Londres en 1971 por los hermanos italianos Bruno y Sergio Costa. En 1995, Sergio compró a Bruno todas sus acciones y expandió la compañía por Reino Unido, pero ese mismo año, la multinacional británica de hoteles, cafeterías y restaurantes Whitbread tomó el control e inició la expansión internacional. Ahora, Costa tiene más de 3.800 establecimientos (más de 2.400 sólo en Reino Unido), más de 8.000 máquinas expendedoras, así como un negocio mayorista y de distribución de café a domicilio. 

El CEO de Coca-Cola, James Quincey, destaca que el segmento de bebidas calientes es uno de los pocos en los que aún no tienen una marca global

Gracias a esta compra, Coca-Cola tendrá una fuerte plataforma en el negocio del café en parte de Europa, Asia Pacífico, Oriente Próximo y África, y podrá seguir expandiendo la cadena de cafeterías en China y otros mercados. Además, su consejero delegado, James Quincey, ha destacado que el objetivo es hacer crecer el negocio y su presencia en el mismo, puesto que el segmento de bebidas calientes es uno de los pocos en los que Coca-Cola aún no cuenta con una marca global.

Un movimiento que va en la línea de no ser solo una compañía de refrescos, sino de bebidas. De hecho, esta apuesta se ve muy bien en la ‘megaembotelladora’ europea que dirige la poderosa Sol Daurella: tras el éxito de los mixers Royal Bliss, ahora lanza cafés, tés, bebidas orgánicas o agua bajo marcas como Ades y Honest, por ejemplo. Y ojo, porque el movimiento no llega en un momento cualquiera, sino cuando las cifras muestran que necesitan más diversificación del negocio. La multinacional de Atlanta ha visto como han bajado un 12% sus ingresos en el primer semestre, a pesar de ganar más, y a la ‘megaembotelladora’ europea le ha pasado factura su maltrato a España porque el beneficio ha bajado un 6,5% y los ingresos se han estancado (+1%).

Tanto Atlanta como la 'megaembotelladora' necesitan más diversificación del negocio, como se ha visto en los resultados del primer semestre

El viraje del oligopolio de la producción al de la distribución en Coca-Cola también se ve en varios acuerdos con la cadena de pizzería Domino’s Pizza. En 2014, Cobega, la empresa la familia Daurella que tiene el poder en la ‘megaembotelladora’ europea, se hizo con Domino’s Pizza en Portugal; el año pasado avanzó en este negocio en cuatro países europeos (Austria, Eslovaquia, Hungría y República Checa) y este año, la multinacional de Atlanta se ha aliado con el grupo Alsea -que opera la cadena de pizzerías estadounidense en Colombia- en dicho país. Pero Coca-Cola no es la única multinacional que dominando la producción, ahora quiere la distribución: Nestlé acaba de firmar un acuerdo con Starbucks, que pone en apuros a los productores de café.