Carlos Torres ha repetido por activa y por pasiva que la colaboración del BBVA con la Justicia ha sido, y es, absoluta, con el fin de esclarecer toda la verdad y nada más que la verdad acerca de la relación entre la entidad y el excomisario José Manuel Villarejo, actualmente en prisión. Con ese objetivo -colaborar con la Justicia-, el banco le envío a su señoría varios terabytes de información -equivaldría a muchas toneladas de papeles-, según admitió el propio Torres a un grupo de directivos del banco.

¿Cómo es posible, entonces, que el juez Manuel García-Castellón esté tan cabreado con el BBVA? Porque el banco ha utilizado la táctica del paquidermo: para ocultar un elefante en la Quinta Avenida lo mejor es llenar la Quinta Avenida de elefantes. El propio Torres, en una entrevista publicada el domingo en el ABC, evitó explicar por qué el ‘forensic’ enviado al juez no incluía información sobre el supuesto espionaje a Sacyr, cuando la constructora intentó hacerse con el banco.

“El alcance de la investigación cubría toda la contratación de Cenyt por BBVA. El esclarecimiento total de los hechos y la colaboración son esenciales en nuestra estrategia procesal”, señaló.

El juez está cabreado y por eso le ha pedido al banco que vaya concretando. “Estamos buscando más información sobre Cenyt (la empresa de Villarejo) a petición del juez”, admitió Torres en esa misma entrevista. Y todo esto ocurre con la vista puesta en la Junta de Accionistas del viernes 13… con permiso del coronavirus.