Alstom ha reducido su beneficio neto un 31,4%, hasta los 467 millones de euros, en su último ejercicio fiscal (abril de 2019 y marzo 2020), pese al “fuerte impulso comercial”, en palabras de su presidente y CEO, Henri Poupart-Lafarge. Todo ello, mientras espera el visto bueno de las autoridades de competencia a la compra de la filial de trenes de la canadiense Bombardier, que se anunció a mediados de febrero y que le convertirían en el segundo fabricante de trenes mundial.

El grupo francés ha registrado unas ventas de 8.201 millones, lo que supone un 1,6% menos que en el anterior ejercicio. Eso sí, ha sumado 9.900 millones en pedidos, una cifra que ha descendido un 18,2%, aunque la cartera de pedidos ha ascendido a 40.903 millones (+1%). “Hemos ganado pedidos importantes, especialmente en Europa y Asia-Pacífico. Además, hemos conseguido pedidos pioneros para nuestras soluciones de movilidad sostenible, lo que ilustra el potencial de dichas tecnologías y el dinamismo en la transición hacia sistemas de transporte libres de emisiones”, ha subrayado Poupart-Lafarge.

En la última parte del ejercicio fiscal, que han coincidido con los tres primeros meses de 2020, Alstom, al igual que otras muchas empresas, se ha visto afectada por la crisis del coronavirus, “una situación sin precedentes”, según su presidente y CEO. Eso sí, confía en la capacidad de recuperación de los negocios a medio plazo, gracias a la solidez del mercado ferroviario y, sobre todo, a la necesidad de una movilidad más sostenible.