El presidente francés, Emmanuel Macron, reconoció ayer en Ruanda “las responsabilidades” de Francia en el genocidio de 1994 en ese país africano, en la matanza de 800.000 tutsis, en un discurso pronunciado en el Memorial del genocidio en Gisozi, donde reposan los restos de 250.000 víctimas del genocidio, recogió El Litoral.

Francia “no fue cómplice”, pero permitió “durante demasiado tiempo que el silencio prevaleciera sobre el examen de la verdad”, dijo Macron y agregó que “solo aquellos que cruzaron la noche pueden quizás perdonar, darnos el regalo del perdón”.

Luego delimitó el papel de Francia: responsabilidad, sí; complicidad, no. «Los asesinos no tenían el rostro de Francia. La sangre que corrió no deshonró a nuestras tropas ni las manos de nuestros soldados que vieron con sus ojos lo innombrable, curaron las heridas y ahogaron las lágrimas». «Francia no escuchó las voces que le alertaron» y, por lo tanto, «tiene una responsabilidad abrumadora en el engranaje que condujo a lo peor. Con humildad y respeto vengo a reconocer la amplitud de nuestras responsabilidades».

La visita de Macron a Ruanda fue anunciada como el “paso final en la normalización de las relaciones” entre ambos países, tras más de 25 años de tensiones por el rol de Francia en la matanza de unas 800.000 personas, en su mayoría tutsis, entre abril y julio de 1994. “Hoy aquí, con humildad y respeto, he venido a reconocer nuestras responsabilidades”, dijo Macron tras visitar el museo del Memorial del Genocidio.

Un informe de historiadores publicado en marzo y encabezado por Vincent Duclert concluyó que Francia tenía “responsabilidades pesadas y abrumadoras”. La asociación de sobrevivientes Ibuka lamentó la falta de “excusas” de Macron

El papel de Francia antes, durante y después del genocidio ruandés ha sido un tema candente durante años, que incluso llevó a la ruptura de las relaciones diplomáticas entre París y Kigali entre 2006 y 2009.

Un informe de historiadores publicado en marzo y encabezado por Vincent Duclert concluyó que Francia tenía “responsabilidades pesadas y abrumadoras”. La asociación de sobrevivientes Ibuka lamentó la falta de “excusas” de Macron.

Por su parte, Alemania reconoció por primera vez este viernes que perpetró un "genocidio" contra las poblaciones de las etnias hereros y namas de Namibia a principios del siglo XX, durante el periodo colonial, una decisión recibida como un "paso en la dirección correcta" por las autoridades del país africano, recoge Swissinfo.

"Desde el punto de vista actual, hoy calificaremos estos acontecimientos como lo que son: un genocidio", declaró el ministro alemán de Relaciones Exteriores, Heiko Maas, en un comunicado.

"La aceptación por parte de Alemania de que se cometió un genocidio es un primer paso en la dirección correcta", dijo a la AFP Alfredo Hengari, el vocero del presidente namibio Hage Geingob. "Es la base de la segunda etapa, que consiste en disculparse y prever una reparación", dijo.

Namibia estuvo colonizado por Alemania entre 1884 y 1915. Los colonos alemanes mataron a decenas de miles de hereros y namas durante las masacres perpetradas entre 1904 y 1908, consideradas por numerosos historiadores como el primer genocidio del siglo XX.

Los colonos alemanes mataron a decenas de miles de hereros y namas durante las masacres perpetradas entre 1904 y 1908, consideradas por numerosos historiadores como el primer genocidio del siglo XX

"A la luz de la responsabilidad histórica y moral de Alemania, vamos a pedir perdón a Namibia y a los descendientes de las víctimas" por las "atrocidades" cometidas, prosiguió el ministro.

En un intento de reconciliación, Alemania entregó en 2019 a Namibia los huesos de miembros de las tribus herero y nama exterminados y la secretaria de Estado para Asuntos Exteriores, Michelle Müntefering, pidió "perdón desde el fondo del corazón".

Un gesto considerado insuficiente por los descendientes y las autoridades namibias, que exigían disculpas oficiales y reparaciones.

Alemania se había opuesto en varias ocasiones, alegando que ya había entregado millones en ayuda al desarrollo a Namibia desde su independencia en 1990.

Aunque el trabajo de memoria histórica en Alemania sobre el periodo nazi se considera en general ejemplar, el de su periodo colonial en África, desde la segunda mitad del siglo XIX a inicios del XX, ha sido durante mucho tiempo dejado de lado.

Privados de sus tierras y su ganado, los hereros se alzaron en 1904 contra los colonos alemanes, y dejaron un centenar de muertos entre estos últimos.

Enviado para reprimir la rebelión, el general alemán Lothar von Trotha ordenó su exterminio. Los namas se sublevaron un año más tarde y sufrieron la misma suerte.

En total, al menos 60.000 hereros y en torno a 10.000 namas perdieron la vida entre 1904 y 1908. Las fuerzas coloniales alemanas emplearon técnicas genocidas: matanzas en masa, exilio en el desierto donde miles de personas murieron de sed, y campos de concentración como el tristemente célebre de Shark Island.

Restos óseos, en particular los cráneos de las víctimas, fueron enviados a Alemania para realizar experimentos científicos de carácter racial. El médico Eugen Fischer, que trabajó en Shark Island y cuyos escritos tuvieron influencia en Adolfo Hitler, pretendía demostrar la "superioridad de la raza blanca".

Es curioso: ni Francia ni Alemania tienen o padecen leyenda negra por las atrocidades cometidas o permitidas contra los pueblos aborígenes africanos…