La Diada y Cataluña es el menor de los problemas de España pero sí una consecuencia del problema mayor: el cainismo.

El problema del separatista catalán es que prefiere la esclavitud ante el islámico que les invade que la compañía del español. Recuerden la manifestación que siguió al atentado de agosto de 2017: alabanzas a la familia del terrorista, encerrona al Rey de España y una majadera acusación sobre el comercio de armas. En definitiva: el culpable del atentado que acabó con la vida de 17 inocentes no eran los terroristas islámicos, sino España.

El 11-S de 2001 unió a los estadounidenses; el 11-M de 2004 desunió a los españoles

O remóntense más allá, cuando el 11-S de Nueva York y Washington unió a los norteamericanos mientras que aquí sirvió para que, contra pronóstico, el PSOE de Zapatero alcanzara el poder… porque el culpable de los atentados de Atocha era Aznar. Y buena parte del pueblo español participó en aquella orgía de cainismo en la que hoy continuamos, por mor de Pedro Sánchez, protector de cristianos y golpeador de católicos.

El problema de España es un cainismo que le hace vivir en permanente enfrentamiento civil (si quiere, pueden llamarle guerra). Ese cainismo que ayer pudo contemplar el alarido de la ministra de Sanidad “No todos somos iguales”. Sí, señora Montón: a usted le están tratando de la misma forma que usted trató a Cristina Cifuentes o a Pablo Casado: destruyendo al enemigo político a cosa de exagerar unas cuestiones que en tiempos de sensatez hubiese sido calificado como un asunto menor. No somos todos iguales, en efecto, por usted forma parte de los iguales del cainismo.

Hoy es el 11-S, junto al 11-M, día del cainismo español.