Sr. Director:

En una oleada de mensajes de apoyo hacia los franceses y los católicos, dos periodistas tiran la piedra y esconden la mano. Manuel Ansede, de El País, y Max Pradera se lamentaban por que no ardiera La Almundena. La cristofobia se hace notar cada día más, aunque sigue sin deshacerse de cierto talante cobarde. Y es que, después de la abalancha de respuestas que han recibido en ambos casos, Ansede ha optado por hacer privada su cuenta, mientras que Pradera se justifica con un movimiento alto torpe que no termina de convencer.