No cito a la autora porque no la he pedido permiso, pero esto es lo que me escribe: "Descartado SAÍN por razones obvias, el voto en blanco creo favorece a los partidos mayoritarios. La manera idónea de protestar en contra del sistema y de esta partitocracia es la abstención. No la mencionas, pero en mi modesta opinión es la que vale en este momento y es una opción tan válida como otra".

Tres desacuerdos. No hay que rechazar a SAIN. Es un partido de izquierda -de izquierda de verdad, de los que se preocupaban y ocupaban de la justicia social- originado en un movimiento católico, que defiende la vida, la familia natural, aunque nada tiene de liberal.

En segundo lugar, en mi opinión no hay que abstenerse jamás. Se abstiene el pasota o el que no cree en la democracia. Y cada día creo más en la democracia, por lo que estoy obligado a participar. El que se abstiene no tiene derecho a quejarse, además de abrir paso a las tiranías asamblearias, tipo 15-M.

En tercer lugar, el voto en blanco beneficia a los partidos mayoritarios, ciertamente… como les beneficia un montón de cosas más, especialmente la distribución por circunscripciones, las listas cerradas y las barreras de entrada y la financiación electoral.

Pero es que no hay que votar para ganar sino votar en coherencia con los propios principios. Si no me gusta ninguna de las opciones que me proponen introduciré mi sobre en la urna sin papeleta alguna. Y si los votos en blanco crecen, el palo al sistema partitocrático y al sistema mediático que le acompaña, es decir, al duopolio de lo políticamente correcto, puede ser tremendo.

En concreto, para los católicos, cuyos valoren no negociables no representan ni el PP, ni aún menos el PSOE, el voto en blanco puede ser una opción coherente e inteligente.

Se prepara la dimisión de Blanco

El amañado debate Rajoy-Rubalcaba eclipsa cualquier otra información sobre la campaña electoral del 20-N. Digo amañado sin ánimo de molestar (¿O sí?), pero un solo debate, a dos bandas, sin intervención de periodistas y con Manuel Campo Vidal, el gran locutor del felipismo, como maestro de ceremonias, pues qué quieren que les diga.

No obstante, el diario El Mundo continúa ofreciendo información sobre el ministro portavoz José Blanco, mano derecha de ZP, primero, y ahora de Pérez Rubalcaba, a quien el acusado de corrupción calificó como un hombre honesto.

Y muy sorprendentes han sido las declaraciones de José Zaragoza, el jefe en la sombra de los socialistas catalanes desde hace 10 años, exigiendo a Blanco que explique su caso, es decir, aceptando que las acusaciones tienen peso.

Hay un problema. Blanco no quiere dimitir.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com