Ericsson, uno de los principales proveedores de tecnología 5G del mundo, ya venía mal de 2023 y ha comenzado 2024 de la misma manera. Las ventas hasta marzo se desplomaron un 14,7% respecto a las del mismo periodo de 2023 y no superaron los 53.325 millones de coronas suecas (4.610 millones de euros).

Eso sí, el beneficio se disparó un 68,8%, hasta 2.559 millones de coronas suecas (unos 220 millones de euros), pero fue únicamente por el impacto positivo de una disputa comercial: 1.900 millones de coronas suecas (unos 165 millones de euros).

La multinacional se vio afectada, y de qué manera, por el inmovilismo de sus clientes para afrontar nuevas inversiones. Así, la única división que logró mantener las ventas fue la de empresas, que facturó 5.970 millones de coronas (en euros, unos 515 millones).

El resto de negocios perdieron terreno: el de redes facturó un 20,6% menos, hasta 33.715 millones de coronas mientras que el de servicios en la nube y digitales ingresó un 2,6% menos, hasta 13.045 millones de coronas.

Börje Ekholm, presidente y CEO de la compañía, confía en detener la caída a partir del verano. “Esperamos que nuestras ventas se estabilicen durante la segunda mitad del año, beneficiándonos de las recientes adjudicaciones de contratos y la normalización de los niveles de inventario de los clientes en América del Norte”, afirmó.

Ahora bien, para llegar a esa situación, Ekholm no descarta más medidas impopulares. “Continuaremos optimizando proactivamente el negocio, incluso a través de medidas estratégicas de ahorro de costes”, sentenció. La compañía anunció en marzo un ajuste del 8,6% de la plantilla en Suecia, unos 1.200 empleados. Ahora podrían ser más. Y la bolsa tampoco da alegrías: en lo que va de año, la cotización de Ericsson se ha devaluado algo más de un 15%.