Sr. Director: Las apariciones marianas como la de Medjugorje no suscitan necesariamente la disyunción que usted plantea: estafa o sobrenaturalidad. El testimonio sincero de una persona que afirme haber visto a la Virgen María ni prueba su existencia ni prueba que esa persona miente, lo que evidencia es sencillamente que esa persona cree tal cosa. Este tipo de creencias no son ninguna estafa sino consecuencia de la fe cristiana ya que, como usted sabrá, a quienes no profesen la fe cristiana no se les aparece la Virgen.  A quienes creen en Buda se les aparece Buda.  Pero no porque intenten estafar a sus semejantes.  El problema consiste, justamente, en darse cuenta de que aquí no hay ninguna exclusión fulminante como la que usted suscita. Y esto lo saben los teólogos perfectamente, de ahí su parsimonia.  El catolicismo ha transformado el mundo, su fuerza es inmensa, su grandeza religiosa no es comparable a ninguna otra religión, porque ninguna mantiene células misioneras por todo el planeta ni ha contribuido a la liberación de la persona como lo ha hecho esta religión, pero este fenómeno histórico no prueba que las verdades de la fe (y este es el caso de las apariciones) sean algo más que verdades de fe. La fuerza de la religión no está en la verdad sino en la creencia en dicha verdad, que no es lo mismo.  La sobrenaturalidad no queda probada por medio de la creencia ni mucho menos,  por mucho que la creencia sea sincera, auténtica.  Este es el problema. Luis Ignacio Morán