El pasado mes de agosto, las autoridades de Portugal detuvieron a la madre del pequeño Bastián, de cinco años tras ser localizada en una ecoaldea de Lagos. Sin embargo, según Libertad Digital, el país luso decidió entonces conceder la custodia temporal del pequeño Bastian a su abuela materna mientras decidía qué hacer con el caso.

Cuando su padre, que ya intervino decisivamente, tal como recoge El Mundo, para la localización del menor y la madre –fueron él y un detective quienes localizaron a la pareja en una ecoaldea del Algarve–, envío supuestamente a dos hombres a la casa de Ana Trindade en Palmela (Setúbal), y haciéndose pasar por policías le comunicaron que debían hacerse cargo de Bastian. La abuela lo entregó, pero en poco tiempo se evidenció que no se trataba de agentes de la autoridad. Entonces, interpuso denuncia a pesar de que la legalidad española está del lado del padre: él tiene la patria potestad del menor y la madre no podía cuidar de él por estar en prisión provisional por sustraerle y huir. De hecho, Portugal llevaba ya un mes con la madre en prisión por ser presuntamente culpable de un delito de sustracción internacional, pero sin tomar decisión alguna sobre el niño –más allá de entregarlo en custodia a la abuela materna, dejándolo en el lado familiar de la sustractora–, e incluso sin notificar absolutamente nada al padre, que se personó ante el Tribunal de Menores de Setúbal pero fue obviado en el procedimiento, según confirman a El Mundo fuentes judiciales.

Según la prensa portuguesa, la madre del niño invocó en el momento de su detención una presunta condición de mujer maltratada y las muchas denuncias interpuestas por ella contra su ex pareja en los juzgados de Barcelona, alguna de ellas incluso por abuso sexual del padre hacia Bastian. Todas fueron archivadas, según aseveró el portavoz de SOS Desaparecidos, Joaquín Amills, quien declaró que «las denuncias eran claramente falsas e instrumentales para apartar al niño del padre».

Al parecer, el padre de Bastián actuó para evitar los planes de la madre que, que según algunos habitantes de la ecoaldea mencionaron a los detectives, pasaban por tomar un barco en dirección a África y llevarse definitivamente al pequeño.