
“Es una cuestión de matices que la Constitución se pueda interpretar” de una manera u otra, según el presidente Pedro Sánchez al ser preguntado por la inconstitucionalidad que él mismo evocó por no presentar al Parlamento la ley más importante de todas: los PGE.
Sin cuestión de matices urgentes merece aclarar el apagón de la historia y el cero energético padecido en toda la Península Ibérica. Lo grave fue el efecto múltiple: de luz, de conexión digital, telefónico e informativo, mientras Sánchez tuvo a los españoles durante seis largas horas sin explicar nada y 15 interminables horas de caos. Luego llegaron con retraso las “explicaciones oficiales” pero sin aclarar nada y sin admitir preguntas en el apagón informativo. Se esfuman súbitamente 15 gigavatios de energía, o sea el 60% del suministro nacional en apenas cinco segundos, y seguimos sin saber por qué.
Aún rechinan en nuestra memoria los bocazas de REE y Sánchez cuando descartaron en el pasado un apagón cuyo escenario apocalíptico recordó a Ucrania y puso en riesgo la seguridad nacional. Matices esperamos los españoles por apostar nuestra dependencia energética de las renovables y las conexiones de Francia, mientras renunciamos a la independencia de las nucleares. Una vez más, las puertas giratorias y cargos políticos en empresas públicas como REE -al mando de Beatriz Corredor, exministra del PSOE en tiempo de ZP-, vuelven a cuestionar la valía gestora por el mero hecho de poseer un carnet de partido. Esto vale tanto para el PSOE como para el PP y resto de partidos.
Más matices precisan la reciente imputación de David Sánchez, hermano del presidente e impostor director de orquesta en Badajoz, por todo lo que rodea su fichaje sin acudir al trabajo y tributar en Portugal. El presidente se ve rodeado aún más después de la imputación de su esposa Begoña Gómez, José Luis Ábalos, Koldo García, Álvaro García Ortiz, etc. y sin una sola dimisión. El apagón energético que fundió los plomos de España viene bien para “apagar” la nueva imputación del entorno presidencial por corrupción.
Una vez más, las puertas giratorias y cargos políticos en empresas públicas como REE -al mando de Beatriz Corredor, exministra del PSOE en tiempo de ZP-, vuelven a cuestionar la valía gestora por el mero hecho de poseer un carnet de partido
Debe ser también cuestión de matices que los socios antimilitaristas, anti-OTAN y antisemitas de Sánchez que conforman Sumar y Podemos decreten el apagón del rearme por más 10.000 millones por no ser consultados previamente. Pronto se nos olvida que Sánchez era favorable en su día a liquidar el Ministerio de Defensa. Pero de esto fue hace tiempo y a día de hoy también adquiere matices.
Los socios comunistas del Gobierno se lo han tomado mal, como una ofensa que casi (casi) rompe la coalición. Por eso unos pensaron, solo pensar, en salir del Gobierno y otros muchos que nanai de la China. Y aunque la partida de las balas a Israel se va cancelar con el alto costo para el erario público por incumplimiento de contrato, los socios pro-Hamás en el Ejecutivo no se enteran o no se quieren enterar de otras balas perdidas, es decir, de todos esos cuantiosos encargos militares a Tel-Aviv para diversos ministerios.
Aunque la partida de las balas a Israel se va cancelar con el alto costo para el erario público por incumplimiento de contrato, los socios pro-Hamás en el Ejecutivo no se enteran o no se quieren enterar de otras balas perdidas, es decir, de todos esos cuantiosos encargos militares a Tel-Aviv para diversos ministerios
Se vaticinan nuevos apagones de matices cuando en junio España acoja la próxima cumbre de la OTAN y allí se acuerden nuevos gastos en la defensa de Europa. Aunque no figure por ahora en la agenda oficial, bien harían en estudiar cómo evitar un blackout similar (apagón) en otros países de la Alianza Atlántica que debilite la capacidad defensiva.
Pero cuestión de matices tuvo sin duda el retiro de cinco días, los decretos ómnibus para colar cosas, la fuga consentida de Puigdemont de visita a Barcelona, el reparto forzoso de MENAs, los selfies en el funeral del Papa o el hecho de que una parte del Consejo de Ministros no se entere de lo que debate y pacta mancomunadamente en torno a la mesa de La Moncloa flanqueada por la bandera nacional. Pensábamos que no usaban pinganillos y que el lenguaje de signos era universal. Empezamos a creer que más que un Consejo de Ministros aparenta más una morgue de verduleros con caras largas.
Otra cuestión que no merece matices, al parecer, es que por primera vez los sindicatos UGT y CCOO organicen un 1 de mayo contra las políticas de Trump (tildadas de extrema derecha) y secunden el apagón contra la corrupción del Gobierno, del PSOE y de la familia, el desfalco del Estado, la precariedad socio-laboral en España, el paro encubierto y la vida imposible de los jóvenes, las mujeres y los parados de larga duración, mientras malgastamos millonadas en causas improductivas.
Cobrar por lo visto 900 euros al mes sin ir a trabajar, con pisito pagado y viajes a tutiplén con el exministro, además de las dietas, “no es para que la gente se mate”. Claro, no lo paga el chulo ministro macarra sino los contribuyentes. A saber, robar un poco es delito, robar a lo grande no. Menudo matiz. Lo malo es que tanto el caco carterista como el malgastador aforado del erario eluden usualmente la justicia.
Cobrar por lo visto 900 euros al mes sin ir a trabajar, con pisito pagado y viajes a tutiplén con el exministro, además de las dietas, “no es para que la gente se mate”
Cuestión de matices tiene que hayamos logrado una recaudación récord de impuestos y estemos a la cola en educación, vivienda y sanidad con listas de espera imperdonables. También chirría que las balas de Israel y el resto del material bélico que nos suministra con discreción Israel para no enfadar a algunos tengan fuerte rechazo verbal en unos socios ante una cámara de TV pero traguen que lo pague el contribuyente. O que un comunista millonario ex vicepresidente de Gobierno, aprendiz de tabernero, poli-tocólogo de hembras y machirulo violento, vaya pasando el cepillo entre sus feligreses para hacerse más grande el barucho que regenta.
Debe ser una cuestión de matices pero de difícil comprensión que destrocen un parador tras una noche loca con “madames” en una bacanal, y al final no sirva de nada el apagón informativo porque la factura de los daños la pagarán no sus causantes sino, cómo no, el contribuyente a cargo del erario.
Tampoco hemos visto que sea una cuestión de matices contratar a prostitutas en empresas públicas, cobrar sin fichar, regalar equipamiento propiedad de la empresa, manipular auditorías internas y que la constitución del Ejecutivo admita que lo pague el contribuyente pese a tantos abusos delictivos.
Peor aún que esas empresas de la SEPI se consideren públicas cuando velan más por los intereses de un puñado de golfos del PSOE y gestores colocados a dedo con CV trucado que por el bien colectivo. O que algunas de esas mismas compañías de gestión pública encarguen trenes nuevos que no pasen por los túneles, un submarino S-81 de Navantia que no flota, el pago de una suculenta indemnización a un delegado sindical de UGT un día antes de jubilarse en Tragsa o provoque un apagón inédito y pese a tanta negligencia se rían de nosotros descargando sus responsabilidades.
Y no me digan que no merece matices, rescatar por un pico a aerolíneas sin aviones y otra con flota menguante, autopistas, medios de comunicación privados y hasta intervenir en sociedades cotizadas como Telefónica, Indra, Prisa, etc. para confabular una tv privada “Tele-Pedro” por capricho de Moncloa con el simple ánimo de controlar la prensa. Lo que no admite matices una vez más es que los antojos volátiles del Ejecutivo en su “Gandía Shore” no lo pagan los accionistas privados sino los contribuyentes con dinero público.
Peor aún que esas empresas de la SEPI se consideren públicas cuando velan más por los intereses de un puñado de golfos del PSOE y gestores colocados a dedo con CV trucado que por el bien colectivo
Cuesta admitir los matices por los efectos de la DANA y que ni Mazón ni Sánchez asuman sus respectivas responsabilidades pese a la muerte de más de 200 inocentes. Los muertos son culpa solo del cambio climático, chimpún. O que el PP, con otro Olaf Scholz (SPD) al mando, aún dubite dar el visto bueno al decreto anti-aranceles o al plan de rearme del Gobierno por supuestas razones de Estado tras la negativa de socios de investidura y de la Cámara Baja.
Algún día tendremos que tratar otra cuestión de matices: que buena parte de los artículos de las marcas de lujo en el mundo cuesten un riñón en las boutiques mientras se manufacturan en China por unos cuantos yenes. Nos recuerdan las mascarillas del Covid que Sánchez, Illa, Armengol, Torres, Ábalos y compañía pagaron a precio de oro para salvar vidas, aún siendo defectuosas, mientras unos sinvergüenzas afines al partido se pusieron las botas con las millonarias comisiones que cargaron a los contribuyentes sin más consecuencias por ahora.
Si no aprendimos del volcán de La Palma, la Filomena, la pandemia del Covid, la DANA y los aranceles, tampoco lo haremos el 28 de abril del 2025, día del apagón del siglo, certificando nuestra vulnerabilidad como Estado. Para atacarnos no hacen falta bombas sino provocar un corte de suministros de lo que sea: agua, luz, gas, teléfono o internet.
Si no aprendimos del volcán de La Palma, la Filomena, la pandemia del Covid, la DANA y los aranceles, tampoco lo haremos el 28 de abril del 2025, día del apagón del siglo, certificando nuestra vulnerabilidad como Estado
España -advierten inversores en la City londinense- es un país excepcional que no puede permitirse el lujo de renunciar cada vez más del sector primario e industrial en favor de los servicios y el turismo, así como prescindir de las nucleares en favor de las renovables por la vulnerabilidad del Estado.
Pero ay, qué ganas que algún día gobiernen Sánchez y los suyos para prevenir los apagones, los cortes informativos en contra de la transparencia y aclarar las sutilezas de los matices, que con tantos cambios de opinión nos ha llevado siete años después a la ingobernabilidad de España por culpa de la oposición que polariza. El PP aún no se percata que no podrá gobernar sin los matices de Vox porque el peor enemigo es el propio PP con tantas tibiezas. A ver cuándo aprenden a ser oposición y no son la ONCE instalada en la calle Génova.