Todo comenzó con un estallido islámico en Cataluña, con unos disturbios de Salt (Gerona) que se extendieron a Mataró. Una turba de inmigrantes lanzó piedras y latas contra una comisaría, los agentes desplegados y vehículos policiales. El detonante, el desalojo de un iman-okupa y su familia, de una vivienda.

Esta vez ha ocurrido en Mataró (Maresme). La comisaría ha sufrido un intento de asalto por parte de una decena de personas que irrumpieron por la fuerza hasta el vestíbulo de las instalaciones, generando una situación de máxima tensión. Pese al esfuerzo de los agentes presentes, el grupo logró atravesar la entrada principal, una puerta corredera de cristal, que fue forzada violentamente.

Según fuentes del sindicato policial SPLCME, todo comenzó cuando varios adolescentes fueron sorprendidos amenazando con armas blancas a menores en la feria. Los agentes intervinieron y, para salvaguardar a las víctimas, las trasladaron a la comisaría, mientras se contactaba con sus familias para que acudieran al lugar.

Posteriormente, tal como recoge La Gaceta, un grupo de unas quince personas -descritas por los agentes como extremadamente agresivas- se presentó en el edificio policial. Entre ellas, un hombre de origen subsahariano que, según la versión sindical, encabezaba al grupo y reclamaba con gritos intimidantes la puesta en libertad de su hermano, quien en realidad no se encontraba detenido. En su arrebato, llegó a amenazar con “traer a todo el barrio y quemar la comisaría”.

La tensión se prolongó hasta que los menores, bajo custodia, fueron entregados a sus tutores. Fue entonces cuando el tumulto comenzó a dispersarse, aunque la situación generó un fuerte malestar entre los agentes, quienes insisten en que, de haberse producido en otro momento del día, con menos efectivos en el interior, el resultado podría haber sido mucho más grave. En esa franja horaria coincidieron el turno entrante y el saliente, lo que permitió una respuesta inmediata con alrededor de 14 policías. “De haber sido de madrugada, no habríamos podido detenerlos”, aseguran desde el sindicato.

Al asalto en Salt y al de Mataró hay que sumar el que se produjo recientemente en otra comisaría, en Caldes de Montbui (a 35 kilómetros de Barcelona). Allí, una turba de inmigrantes africanos dejó heridos a cuatro agentes, en Caldes de Montbui. 

La impunidad se está convirtiendo en la marca de fábrica de la sociedad catalana.