Decíamos en Hispanidad que deberían ser los Servicios Sociales y las Administraciones Públicas los que se hicieran cargo de buscar una alternativa habitacional a los supuestos vulnerables, pero la realidad es que con el Real Decreto 11/2020 dejan a los propietarios con la carga de proteger al supuesto vulnerable, lo que provoca que sean ellos los que acaben en situación de vulnerabilidad real. 

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Es el caso de Itziar, madre soltera, tiene tres hijos de 7, 15 y 18 años. Tiene un piso en propiedad en el que no puede vivir porque mantiene a sus inquiokupas en él, una familia marroquí "con empresas" y que "era perfectamente solvente". Mientras espera a que le devuelvan su casa tiene que vivir en casa de sus padres, jubilados: "Los adolescentes duermen con sus abuelos y el pequeño, conmigo. Me deben 20.000 euros y ya no puedo más. Estoy en tratamiento por depresión y también para poder dormir".

Su piso es dos habitaciones y está en Alcobendas, lo puso en alquiler por 875 euros para poder alquilar ella otro piso en el que vivir con su pareja y sus tres hijos. Apareció la familia marroquí y ella comprobó que tenían ingresos para hacer frente a la renta: "Comprobé toda la documentación, vi que tenían empresas y unos ingresos más que de sobra y, por tanto, confié en ellos".

Y así fue, no tuvo problemas hasta que les comunicó que tenían que abandonar el piso: "En junio de 2022, lo dejé con mi pareja y les informé de que, en septiembre, que era cuando se acababa el contrato, no les podría renovar porque necesitaba recuperarlo para irme a vivir allí con mis tres hijos, porque yo sola no podía hacer frente al alquiler de 1.000 euros de la otra casa".

"No solo me dijeron que no se iban a ir, sino que, además, dejaron de pagarme". Puso el caso en manos de sus abogados, "Gasté todos mis ahorros en ir pagando mes a mes, hasta que llegó un momento en el que vi que con mi sueldo era imposible hacer frente al alquiler y mantenernos a los cuatro, así que nos tuvimos que venir a casa de mis padres".

Y así lleva dos años. En marzo del año pasado el juez le dio la razón y ordenó el lanzamiento, pero como siempre ocurre, los inquiokupas alegaron vulnerabilidad, y se paralizó el proceso, "Y así seguimos a día de hoy". 

"Me deben 20.000 euros y yo tengo que pagar la comunidad, el IBI, los seguros y mantener a mis tres hijos. Mis padres, que ya tienen más de 70 años, nos ayudan como pueden, pero esto nos está afectando a todos tanto económica como psicológicamente".

Itziar, como tantos otros propietarios que pasan por esta situación, reclaman al Gobierno: "Están utilizando a los pequeños propietarios como escudo social. Y yo no sé si son vulnerables o no. Solo sé que eran solventes y que siempre me pagaron bien hasta que les dije que se tenían que ir, pero, en todo caso, no me corresponde a mí decidirlo. Si creen que lo son, que les proporcionen una vivienda, pero lo que no puede ser es que nos obliguen a nosotros a mantenerlos porque no somos millonarios y ya bastante tenemos con sacar adelante a nuestras familias".