Al pelo vienen ambas viñetas. En la primera, queda resumida la actual sociedad Covid. Si cambian lo de seguridad por sanidad, el significado permanece incólume.  

Aquí quiero poner una pica en Flandes por los servicios de propaganda de Moncloa, cuyo olfato para captar por dónde corre el aire, luce en lo más alto. Observen que Pedro Sánchez ya no sólo habla de derechos, sino de “derechos y libertades” de los españoles, por los que suspira día y noche.  

Las dictaduras del futuro se harán en nombre de nuestra seguridad y ojo, en nombre de nuestra salud

Algo ocurre desde que las reivindicaciones de libertad se trocaron por las de seguridad. Ambas son necesarias pero la seguridad no es más que el complemento de la libertad, no al revés. La seguridad acaba donde termina la libertad, que es en la libertad ajena y sólo se implanta allí donde la libertad está en peligro. 

Por otro lado, la libertad completa no existe pero la seguridad perfecta ni se plantea: la vida es libre y la vida es riesgo. 

Otrosí: la libertad es más necesaria que la seguridad, no sólo para la vida social sino también para la persona.

Los políticos piden unidad pero no pueden gobernar a un pueblo unido: podría exigirles demasiado

No lo duden: las dictaduras del futuro se harán en nombre de nuestra seguridad y ojo, en nombre de nuestra salud. El que quiera ejemplos que piense en el Covid.

Los políticos piden unidad pero no pueden gobernar a un pueblo unido: podría exigirles demasiado. Es lo mismo que le ocurría a François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire, el comecuras mayor del reino, cuando advertía que se sentía incapaz de gobernar a un pueblo de ateos. En efecto, resulta mucho más eficaz, que no justo, que el gobernante trate de enfrentar a los ciudadanos.