Los días se oscurecen, decía el genial Sam Gamyi, en tierras de Mordor. La verdad es que el ambiente en Roma en vísperas de la elección del sucesor de Francisco da miedo... no por lo que pasa sino por lo que no pasa.

Es como si cada cardenal hablara para sí mismo, no para los fieles, es como si los príncipes de la Iglesia callaran porque no tienen nada que decir a un mundo que huye de Cristo. Se habla de fraternidad, no de paternidad, se habla de hombres y mujeres, de homosexuales, de renovación, de legados.. de lo único que no se habla es de Dios.
Alguien me comentó que entre los cardenales electores no hay progresistas y conservadores sino los que creen en Dios y los que no creen en Dios. Puede resultar muy duro pero lo cierto es que los memes, como el humo arco iris salido de la chimenea de la Sixtina, no se toman en serio la elección... pero el Príncipe de este Mundo sí que se lo toma en serio, muy en serio.