Ya hemos hablado del joío mono quimérico, conseguido por un nuevo grupito de científicos ensoberbecidos jugando a ser como dioses: no cabe duda, avanzamos hacia Frankenstein.

Ahora, podemos certificar que tamaño avance científico, de lo más progresista, se ha logrado con el uso de células madre embrionarias, repitamos el segundo apellido, que es el que siempre se oculta: embrionarias. Un eufemismo: porque células madre embrionarias significa embriones y embriones significa un ser humano con un código genético individual distinto del padre y de la madre. Una personita, aunque aún no lo parezca.

Si se utilizan células madre adultas, no embrionarias, estupendo. La Iglesia anima a ello para crear terapias. Pero células madre embrionarias... eso es muy grave. Y miren por dónde, cuando en la tele hablan de experimentos, gustan repetir que se han realizado con células madre, sin especificar el segundo apellido: adultas o embrionarias. Las primeras sí, las segundas jamás, por favor. No son células madre embrionarias, son embriones humanos, es decir, seres humanos.

Es decir, que utilizar células madre embrionarias es matar a una persona para lograr, o bien curar enfermedades (no se ha curado ninguna con células madre embrionaria pero sí con células madre adultas) o bien fabricar personas, que es lo que a los científicos ensoberbecidos les gusta, para jugar a ser dioses.

La diferencia es que Dios crea las cosas de la nada mientras los científicos hacen experimentos homicidas con aquello que ya está creado por Dios. 

Crear es el salto desde la nada a la existencia, pero convertir algo que ya existe en otra cosa no es crear, es sólo transformar o producir. En cualquier caso, el mono quimérico de las narices -por cierto, insisto, más feo que el culo de un mono- ha sido producido utilizando células embrionarias de otro mono, con lo que no tengo nada que decir: si alguien se dedica a esta majadería, en lugar de promocionar la reproducción natural de macacos, allá él. El problema es cuando los experimentos tienen como objetivo crear, producir,  quimeras humanas, utilizando células embrionarias humanas. Es decir, matando a un individuo de la especie humana para crear un Frankenstein. 

A lo mejor, podíamos crear quimeras de científicos ensoberbecidos y un poquito estúpidos. Para destruirlos de inmediato, claro está, que mantenerlos podría resultar ilegal.

Niños, repetir conmigo: células madre adultas sí, células madre embrionarias, jamás.