Una cosa es lo que dice la tele y otra lo que ocurre en el mundo.

En el mundo real ocurre lo que me ocurrió semanas atrás en una cena de amigos. Se hablaba de un futuro bebé, aún de sexo desconocido, cuando una mujer dijo lo siguiente: que nazca niña, que lo tendrá más fácil.

Ahora me entero de que será niño y me he vuelto a acordar del asunto. Lo cierto es que nunca el mundo real se pareció tan poco al mundo oficial. En el mundo oficial, la mujer es la eterna marginada. El varón, de hecho es, antes que nada, un maltratador, acosador y, probablemente, un asesino despiadado. La mujer, por contra, es todo bien sin mezcla de mal alguno, siempre víctima, jamás verdugo, preferentemente canonizable.

Actualmente, en el mundo real las primeras que no se lo creen son las propias mujeres pero en el mundo oficial no hay disenso al respecto.

La verdad es que la ideología de género está creando un mundo de lunáticos depresivos, que no sé si tienen más de canallas tontos o de tontos canallas.

El lavado de cerebro de la ideología de género empieza a resultar agobiante.

Que nazca niña, que lo tendrá más fácil.