En Navarra, en la localidad de Marcilla, existe un centro de Menas (Menores Extranjeros No Acompañados) que está dando sucesivos problemas de inseguridad ciudadana.

En concreto, se trata del Centro de Observación y Acogida de menores (COA) de Marcilla, donde se acumulan medio centenar de menores llegados de África. Es un centro promocionado y subvencionado por el Gobierno de Navarra, informa Navarra.com.

Pero, el Gobierno de Navarra niega de forma permanente que ocurran hechos violentos, mientras la Policía Foral tiene que acudir a diario para intervenir, añade Navarra.com.

Por ejemplo, un guardia de seguridad que lleva seis días trabajando en el centro y ya ha sido agredido dos veces. El guardia, que prefiere mantener su identidad en el anonimato, ha relatado para Navarra.com qué es lo que ha vivido en este corto espacio de tiempo.

Por ejemplo, una cuidadora del centro de menores de Marcilla resultó herida por una agresión sufrida por parte de un interno durante la madrugada del sábado al domingo. Personados en el lugar agentes de la Policía Foral, no procedieron a la detención del agresor ya que la mujer declinó interponer la denuncia por los hechos, informa el mismo medio.  

Horas más tarde, de nuevo las patrullas del cuerpo autonómico tuvieron que acudir ante la actitud agresiva de varios menores en el lugar, ante lo que ha sido necesaria una nueva actuación policial.

Así que el fin de semana fue especialmente agitado en Marcilla, donde sus vecinos viven con incredulidad la pasividad del Gobierno foral para tomar medidas ante la repetición de episodios como los dos motines acaecidos en las últimas semanas, con varios heridos y trasladados a centros hospitalarios, añade Navarra.com.

El vicepresidente del Gobierno de Navarra, Javier Remírez, trata de ocultar estos hechos, pero los sindicatos de la Policía Foral tuvieron que salir a recriminarle por sus mentiras, informó el mismo medio.

Navarraconfidencial recoge unas declaraciones de Simón Santamaría, el exjefe de la Policía Municipal de Pamplona, indicando que como los menores se encuentran bajo la tutela del Gobierno de Navarra se paran las denuncias.

Navarraconfidencial recoge un vídeo que muestra  una pelea multitudinaria a las puertas de un local nocturno de Tudela. En este caso, si no de menas, vuelve a tratarse de pandilleros de origen inmigrante, lo que sigue siendo una faceta más del mismo problema. "Porque hay un problema, salvo que alguien insista en creer antes al gobierno y a sus medios satélites que a sus ojos. Un problema que además el gobierno y los partidos que lo sustentan no pueden sino agravar. No se puede resolver un problema a la vez que se niega", dice el digital navarro.

Pero los problemas con los migrantes violentos en Navarra vienen de lejos. En Pamplona, el 80% de los robos con violencia e intimidación los cometen extranjeros, recogió Hispanidad.

Cabe recordar la paliza al hijo del diputado de UPN, García Adanero, por unos menas, recogió Hispanidad.

También ha habido problemas con los menas en Cizur Mayor: "Cometen un delito y, como ven que no les pasa nada, luego hacen otro”, recogió Hispanidad.

Aunque son menores, saben perfectamente que están haciendo daño, que están cometiendo delitos

Se ha instalado una corriente en la sociedad española según la cual, si se pide mano dura o simplemente medidas coercitivas contra los Menas (Menores Extranjeros No Acompañados) que delinquen, o sea, contra los menas delincuentes, eres una especie de fascista sin corazón.

Porque hay dos clases de menas. Los que delinquen y los que no. En ambos casos se podría aplicar el razonamiento de que los menores, con quien mejor están es con sus familias en sus países de origen. Pero hay un argumento en contra de eso: y es que muchos menas se oponen a volver con sus familias a sus países de origen porque siempre van a estar mejor en España, donde las administraciones les mantienen, les ponen piso, les dan de comer, etc.

Se podría entonces admitir que se queden los menas pacíficos, es decir, los que tratan de integrarse en la sociedad española y aprovechar las oportunidades y ayudas que les dan las administraciones del Estado (municipales, regionales, o estatales) para labrarse un futuro, y respetan la legislación española.

Pero, ¿qué hacer con los menas que se dedican a delinquir por las calles de España, conscientes de su impunidad y aprovechándose del buenismo de algunos?

En ese caso, la solución sí que sería su expulsión inmediata a sus países de origen con sus familias. Lo dice el sentido común. Porque, aunque son menores, saben perfectamente que están haciendo daño, que están cometiendo delitos.