Me lo dijo un adolescente que empezará cuarto de la ESO y la verdad es que me dejó impresionado: "Yo no quiero tener hijos porque no quiero que si un día me apetece salir a tomarme una cerveza no pueda hacerlo porque tenga que cuidarle". Por cierto, él es hijo único.
La progresía mediática española justifica la violencia inmigrante contra los españoles... una actitud suicida muy propia del cobarde
Dos horas después contemplo los enfrentamientos entre españoles y marroquíes afincados en un pueblo, tras una paliza propinada por un magrebí a un anciano. Y conste que no entro en la interpretación, retorcida como una viruta, de ciertos medios progresistas españoles, que hablan de tramas de ultraderecha llegadas al lugar de los hechos para ejecutar a los pobrecitos magrebíes. Echarle la culpa a las víctimas es el modo habitual de actuar del cobarde. Un tipo de reportajes que oscilan entre dos tipos de relato:
1.Todo es un bulo, no hubo anciano agredido ni marroquíes agresores, sólo ultras españoles violentos.
2.Si no se puede negar la agresión de un magrebí a un anciano español, entonces el relato se extiende a la exquisita convivencia existente en el pueblo antes de la llegada de los ultras violentos. Lo organizados que deben estar estos ultras y yo sin enterarme...
Ahora bien, aún contando con la habitual política progre del avestruz, tan cobardona ella, existe una raíz real, extraordinariamente preocupante, en la actual invasión musulmana de Europa, memorial de la invasión que España detuvo en la Reconquista y en Lepanto. Porque no habría tal invasión si no fuera por un algo tan sencillo y definitivo como esto: los musulmanes marroquíes tienen más hijos que los católicos españoles. Si tuviéramos más hijos, más vitalidad, más entrega a los demás y más coherentes con nuestra fe... no seríamos invadidos.
Mandamiento primero del Estado cristiano ante la migración: al inmigrante hay que recibirle con los brazos abiertos... pero, al tiempo, exigirle que respete al país que le acoge, a los españoles y sus costumbres, por las buenas o por las malas
Esto no supone ninguna justificación a la chulería magrebí-islámica, que resulta realmente insufrible, pero es cierto. Ahora volvamos al mandamiento primero de los movimientos demográficos: al inmigrante hay que recibirle con los brazos abiertos pero, la mismo tiempo, hay que exigirle que respete al país que le acoge. Si no, puerta.
Pero no podemos negar la realidad: la degeneración de España tiene una causa clarísima: no tenemos hijos, porque nos hemos vuelto unos egoístas, y el egoísmo siempre resulta castrante.
Recuerden por qué los egipcios esclavizaron a los judíos tras la muerte de José (Ex 1, 8-14)... porque tenían más hijos y se estaban haciendo un pueblo más numeroso que los egipcios. Apliquémonos el cuento. La solución no es la esclavitud sino la generosidad... de los españoles y las españolas.











